Deseo

855 Words
Eva Respire profundo, baje mi mirada y tomé la pequeña mano de Sofía, se sentía tan cálida, tan pequeña, tan perfecta, es algo indescriptible, algo que sentí hace mucho. Volví mi mirada hacia el centro comercial, y puedo decir que por primera vez en mucho tiempo tenía miedo, un miedo tan frío que sentí como todo mi cuerpo se estremecía. —¡Señorita Eva!, le parece si entramos. —Me giré al escuchar la voz carrasposa de Gabriel detrás de mí, y como siempre con una perfecta sonrisa dibujada en su rostro, no se porque su mirada me inquieta tanto, es como si… no, debo estar loca, no niego que es un Adonis, que cualquier mujer caería rendida a sus pies, en fin, un verdadero desperdicio. —Sí. —Salí de mis pensamientos y asentí, en ese momento ya mis piernas no querían moverse, mis manos sudaban y por supuesto mi pecho subía y bajaba desmesuradamente. Después de años de negarme a los arreglos navideños y todo lo que conlleva la bendita navidad, hoy estoy aquí de frente a miles de adornos navideños. Pero como le decía a Sophia que no me gusta la navidad, que quiero estar sola, que lo último que quiero es tener luces y adornos navideños, en fin, después de todo ella es experta en compras de navidad, ¿O no? —¿Señorita?, ¿te puedo decir Eva? —susurro la pequeña Sophia jalando de mi mano. —Por supuesto que sí pequeña, tú me puedes llamar Eva, o como tú lo prefieras. Me imagino que ya estamos listas —dije y ella asintió. Alce mi mirada y como cosa rara Gabriel tenía su mirada puesta en mi, moví mi cabeza y le hice señas para que tomara un carro para hacer las compras de navidad. —¡Gabriel!, ¿Por qué trae dos carros?, ¿Acaso usted cree que voy a comprar toda la tienda? —dije alzando una ceja. —Por supuesto que no señorita, este carro es para usted y este desde luego para mí —dijo como si fuera lo más obvio del mundo. —Mmm, ya veo usted también aprovechará par hacer compras de último momento —dije. —No señorita Eva, usted y yo haremos una competencia —dijo metiendo las manos en su pantalones, dios se ve tan guapo, moví mi cabeza, definitivamente estoy volviéndome loca. —¡Gabriel!, ¿Usted se está volviendo loco?, o en definitiva la loca soy yo que no entiendo nada de lo que dice —dije mientras él sonreía. —Señorita Eva, mi papito no está loco, él acostumbra hacer esto todo el tiempo —dijo la pequeña Sophia en un susurro —¿Hacer que?, Gabriel —dije mirándolo a los ojos. —Señorita Eva, usted irá junto con Sophia por ese lado, y por supuesto yo iré por este lado, y el primero que llegue a la caja con todo lo de la lista, tendrá el derecho de pedir un deseo. —¡Siiii, vamos a ganar! —grito Sophia llena de entusiasmo. Sonreí, y asentí, por lo visto a Gabriel le encanta la adrenalina, en fin, le guiñe un ojo a Sophia y choque mis manos con sus pequeñas manos, si es cuestión de ganar por supuesto que ganaremos. Puse mis manos en el carro de compras, y vi como Gabriel salía corriendo hacia la otra área definitivamente esto es guerra. —¡Señorita Eva!, sé cómo ganarle a mi papito —dijo la pequeña tratando de leer la dichosa nota que nos había dado Gabriel para las compras. Baje la mirada y tomé la carta, que lo único que tenía escrito era luces navideñas, ¿acaso Gabriel me cree inútil?, “ESTO ES GUERRA”. —Sophia sube al carrito, es hora de ganarle a tu papito —dije la tomé de los brazos y la coloque en el carro de compras. Corrí como alma que lleva el diablo, en fin mire todo a mi rededor y por Dios, “creo que si soy una inútil”. —Señorita Eva, no se asuste, yo soy una experta en compras —dijo la pequeña llamando mi atención. Sonreí y mire como ella movía sus manos ágilmente tomando todo lo que estaba en su camino. Tan pronto ví que efectivamente Sophia había puesto en el carro absolutamente de todo, caminé hacia la caja, sonreí al ver que Gabriel no estaba por ningún lado. —¡Sophia!, creo que le acabamos de ganar papito —dije dando un salto. —Señorita Eva, creo que está equivocada, yo gané, además tengo todas las compras esperando por nosotros afuera. —Me giré al escuchar la voz carrasposa de Gabriel detrás de mí con una enorme sonrisa dibujada en su rostro. Hice una mueca, tomé a Sophia de la mano y caminamos hacia la caja, ¿Cómo es posible que haya ganado tan rápido?. Me giré de nuevo para reclamarle a Gabriel, solo que tropecé con una enorme caja. —¡Señorita Eva!... Alce mi mirada y para mí sorpresa Gabriel sostenía mi cuerpo en sus brazos.
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