Experta en compras navideñas

740 Words
No podia dejar de verla, Joder, ¿por qué diablos su pijama tenía que ser de seda?, trague saliva, debo controlarme no puedo dejar que mi polla quiera salirse de mis pantalones, y menos ahora. —¡Señorita Eva!, será mejor que vaya a cambiarse de ropa, o de lo contrario se va a resfriar —dije señalando su pequeña y diminuta pijama, creo que así es la única manera de poder controlar mi cabeza, o al menos se irá a su habitación y se pondrá algo donde sus pezones erguidos dejarán de estar visibles ante mis ojos. —Emmm, si, ya voy, creo que le debo unas disculpas a tu hija —dijo ella, parecía distraída, o al menos su mirada estaba enfocada hacia mi pequeña Sophia. Moví mi cabeza al ver que la señorita Eva se dirigió hacia la cocina, así que caminé detrás de ella. —¡Hola! —dijo la señorita Eva inclinándose ante mi pequeña Sophia. —¡Hola! —respondió mi pequeña. —Vengo a pedirte disculpas, y por supuesto a felicitarte, eres una niña muy hermosa y valiente al defender a tu papito —musito la señorita Eva estirando sus manos. Vi como mi pequeña Sophia estiró sus manitas y dejó salir una cálida sonrisa, una sonrisa que me hizo estrujar mi corazón. —Bueno, como ya hicimos las pases que te parece si te invito a desayunar. —¡Si!, aunque mi papito puede hacer el desayuno —dijo mi pequeña Sophia llena de entusiasmo. La señorita Eva alzó su mirada y sonrió, por supuesto que asentí, siempre y cuando el desayuno sea rico y nutritivo. —Entonces mientras papito hace el desayuno, que te parece si tú y yo vamos a mi habitación —exclamó la señorita Eva. No pude evitar sonreír, y más al ver a mi pequeña Sophia estirar sus manitas, aquí es donde me hago la misma pregunta, ¿Porque la vida es tan injusta?. Ver el brillo de mi pequeña al lado de la señorita Eva, me hace pensar que mi hermana debería estar aquí con ella y no yo. Se que yo he dado todo de mi para que a mi pequeña no le haga falta absolutamente nada, ni siquiera amor, solo que ver el brillo de mi pequeña hace unos instantes me hace sentir miserable. En fin, moví mi cabeza y empecé hacer un rico y nutritivo desayuno, por supuesto para mí pequeña Sophia y para mí Diosa. No pude evitar rodar mis ojos, la verdad no sé cómo la señorita Eva hace para mantenerse sana y por supuesto hermosa, si todo lo que tiene en la cena, tiene azúcar o en definitiva no es apto para él consumo humano, definitivamente si. Tomé lo más rico y nutritivo, y por supuesto hice el mejor desayuno que mi pequeña y la señorita Eva se merecen. —¡Papito!, ¡Papito!, ¿Sabías que la señora bonita, no tiene árbol de navidad? —Me giré al sentir las pequeñas manos de mi pequeña jalar mi brazo, bajé la mirada y sonreí mientras me inclinaba ante mi pequeña princesa. —Si pequeña lo sé —dije tomándola en mis brazos. —Si papito, yo le dije que era una experta en ayudar a comprar árboles de navidad. Abrí mi boca y ojos, la verdad no quiero pensar en que le habría dicho mi pequeña Sophia a la señorita Eva. —Y vaya que me convenció. —Me giré al escuchar la voz de mi Diosa de ébano detrás de nosotros. —Lo siento señorita Eva, no se sienta obligada, ella es solo una pequeña, una pequeñita muy preguntona —dije mirando fijamente a mi pequeña quien dejó salir una sonrisa. —Tranquilo Gabriel, cómo lo acaba de decir Sophia es una experta en compras navideñas, así que iremos hoy de compras, yo no sé nada de nada, y por supuesto que necesito a los mejores —dijo ella guiñando un ojo. La seguí con la mirada mientras contoneaba sus caderas hacia el comedor, no pude evitar tragar saliva, y creo que dejó salir saliva también, pues mi pequeña llevó sus delicadas manos a mi boca y cerró. —¡Papito!, ¿Te sucede algo? —exclamó mi pequeña. Negué con mi cabeza y de nuevo miré hacia donde estaba la señorita Eva, ella era perfecta en todo sentido y con todo esto, estaba haciendo que me enamorara más.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD