Unicornio

952 Words
Si mi pequeña Sophia quiere un unicornio, un bendito unicornio, creo que tendría que construir una máquina del tiempo y así ir en busca del unicornio. —“Vaya” jamás pensé que Sophia le encantará los unicornios —exclamó ella con cierta felicidad en sus ojos. —Si, le encantan, el año pasado pidió un perro, por supuesto que me hubiese gustado dárselo, solo que fue imposible, este año pensé que una bicicleta sería el mejor regalo para ella, pero ella quiere un unicornio —dije rascando mi cabeza. —Creo que entonces estás en serios problemas. ¡Gabriel! Creo que tengo la solución, mañana después de decorar mi apartamento iremos a ver la solución que tú necesitas —dijo mi Diosa de ébano. —Esta bien, mañana iré a dónde usted me pida —dije, vaya que idiota debí parecer, solo que es verdad, con ella iría hasta el fin del mundo, sin pensarlo dos veces. Después de casi una hora de que la señorita en que la señorita Eva y mi madre estuvieron hablando, por supuesto de mi, hubiese querido que la tierra se abriera y me tragara en el momento en que mi madre sacó el álbum de fotos. Si, como siempre ella orgullosa mostrando absolutamente todo de mi, en fin, ahora voy con ella, con sus manos rodeando mi cintura rumbo a su casa. Solo que antes de llevarla a su casa, quiero mostrarle algo de lo que muy seguramente va a quedar enamorada. —¡Gabriel!, ¿A dónde me llevas?, ese no es el camino —exclamó ella. —No se preocupe señorita Eva, puede estar tranquila, en unos minutos la llevaré a su casa —dije, giré mi moto y conduje hasta el parador donde suelo venir todos los viernes en la noche. Estacioné la moto, y sostenía su delicada mano mientras ella bajaba de la moto, me giré, y caminé detrás de ella. Sus ojos brillaban más que nunca, era como destellos de estrellas que jamás había visto en su mirada. Definitivamente este es el momento donde mi mundo y toda mi vida se detendría, la mejor definición al brillo en su mirada. —¡Gabriel!, esto es en realidad hermoso —musitó ella con una reluciente sonrisa dibujada en su rostro. —Si, es demasiado hermoso…. —¿Por qué? —dijo ella mientras su mirada se escudriñaba en la mía. —¿Por qué?, qué —dije, mientras me quitaba mi saco y lo colocaba detrás de su espalda. —Sí Gabriel, ¿Por qué me trajo aquí?, si se que hoy pasamos un día maravilloso al lado de Sophia, Pero yo sé muy bien cómo me comporté con usted, he sido cruel, intransigente, incluso arrogante, solo me preguntó, ¿Porque? —dijo ella mirando de nuevo hacia la hermosa vista que teníamos al frente. —Señorita Eva, nunca he creído que usted sea cruel, al contrario usted ha sido la mejor jefa del mundo —respondí. Vaya, si en verdad ella supiera el porque, se que me despedía de inmediato, claro está después de matarme 10 veces, siempre ha dicho que no le interesa tener relaciones con los empleados, y mucho menos con alguien inferior a ella. Y yo aquí como un bobo, mirándola sonriente cada vez que la miro. —Que mal mientes Gabriel, pero bueno, ¡Gracias! —dijo ella se giró, se colocó de puntitas y besó mi mejillas. Se sentía tan suave, delicada, sencillamente me sentía como flotando en una nube, un sueño hecho realidad, una realidad que va cobrar mi vida ahora mismo. “MIERDA”, “JODER” como puede ser que un simple roce de sus labios en mis mejillas logren destabilizar todo mi cuerpo, por completo. Ay san Benito cuida de mi y de mi amiguito. Me retiré rápidamente de ella, me sentía caliente, muy caliente, demasiado para mí gusto, el bulto en mis pantalones había empezado a crecer, ”JODER SOLO FUE UN BESO ”, no quiero imaginar si sus manos me tocan. —¡Gabriel!, ¿Le sucede algo? —exclamó ella mirándome con preocupación. ¿Acaso ya se me nota el bulto en mis pantalones?, que idiota soy. Gabriel por qué simplemente no te controlas, piensa que otra cosa, si, mejor pensaré en el unicornio que quiere Sophia. Pero quién demonios piensa en unicornios cuando el amor de tu vida te da un beso en las mejillas, ¿Quien?, si solo yo. Alce mi mirada, y rogué a Dios que pasará una estrella fugaz y así poder pedir el deseo que se muriera mi amiguito, claro está, no para siempre, solo por esta vez. —¡Gabriel!, ¡Gabriel!... Pegue un brinco, si, definitivamente me sumí en mis pensamientos, joder, ahora ya estoy frito, o muerto en el peor de los casos, ¿Por qué siempre meto las cuatro patas?. —¡Señorita Eva!, créeme que no es lo que usted se está imaginando —dije moviendo mis manos rápidamente, Dios, hazme invisible y de paso a mi amigo, que solo piensa y desea volver a sentir sus labios en mis mejillas una vez más, aunque solo una vez más. Creo que moriría y resucitaría de solo volver a sentirlo, perdóname señor yo se que solo tu eres quien puede resucitar, Pero como es que mí diosa de ébano puede causar tantos estragos en mi. —¿Y según tú, qué es lo que me estoy imaginando? —dijo ella cruzándose de brazos. Para este momento en mi vida ya no deseaba una estrella fugaz, ni mucho menos, en este momento solo deseaba un asteroide que me matará, tal y como mató al unicornio que quiere Sophia.
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