La puerta de los Dawson se cerró y si Madeline ya estaba derrumbada, eso le derrumbo mucho más. Ver como el mundo entero de una persona que amas se estaba destruyendo, me dolía demasiado, era como si mi mundo enterró se hubiera destruido, se estaba destruyendo poco a poco y de una forma que no podía lidiar con ello, porque ella era mi mundo enterró, esa persona, Madeline, era mi vida entera, era esa persona en la que podía confundir, era a quien amaba sin una sola condición, ella me aceptaba con cosas malas y buenas sin importarle nada, sin importarle lo que fuera que se pusiera entre nosotros, me quería por lo que fui, por lo que soy y por lo que voy a llegar a ser, no se paraba a pensar en lo que hice mal sino en las cosas buenas que nos dábamos el mundo entero, me sentía como si mi mundo entero se encontrara en un cuerpo pequeño y demasiado hermoso. Ella era mi mundo enterró, era todo lo que estaba bien, no había algo malo en ella, era lo que me hacía ser mejor persona y ver como poco a poco se destruía, la luz de su interior se iba, era demasiado doloroso.
—Llévala dentro—me ordeno mi padre, me acerque a Madeline.
—Hermosa— la llame y ella me miro con el cuerpo y el alma destrozados, pase mis manos por la espalda de Madeline quien se movió demasiado rápido para aguantarse su cuerpo al mío. Agarré a Madeline entre mis brazos quien no dejaba de llorar, quien no dejaba de temblar, deseaba poder quitarle su dolor aunque fuera dándomelo a mi, eso no me importaba, ella estaba demasiado destrozada, estaba demasiado mal, no me gustaba verla así, quería que su dolor se fuera, que su vida dejara de ser tan complicada.
Entre a mi casa donde mis hermanos me miraban sin entender nada, creo que todos teníamos demasiadas preguntas pero no era el momento de hacer las cosas, era le momento de darle su tiempo y de ser su apoyo, de ser esas personas que ella necesitaba para estar bien.
Tumbe a Madeline en el sofá quien como pudo se sentó en el sofá y se abrazo a sus piernas.
—Todo saldrá bien—le dije pero ella estaba negando y llorando, no podía moverse, no podía hacer nada, ni sentir nada, no se movía, estaba llorando sin decir nada más, en silencio, con todo el dolor de su vida en su cuerpo.
—No—se quejo ella con la voz rota.
Creo que no solo era la voz lo que estaba roto en ella sino que cada pequeña parte de su alma, y no sabía como curarle, no sabía como empezar, por donde comenzar a buscar los pedazos de su corazón. Mis padres eran demasiado diferentes al señor Dawson, mis padres creían que cada uno éramos diferentes y que intentar controlarnos para que saliéramos igual no sería una buena idea, Sarah, mi hermana era una persona que quería ser presidenta, según ella iba ser la primera presidenta de algún lugar, no se creo que quería irse lejos a cambiar el mundo, mientras que Dylan le pegaba más lo de dedicarse a no verse con gente y dormir, el pobre era un poco complicado con las personas pero de todas las formas posibles era mi hermano y le quería, fuera cual fuera su rareza, pero era una de las personas más inteligentes que conozco, ese niño no superaba a la gente porque le daba pereza, y mi querida Mia, esa era una revolucionaria, era en cierto sentido como Sarah pero mientras que Sarah usaba las normas a su favor, Mia le importaba bien poco y hacía lo que quisiera como quería, creo que iban a ser los dos puntos de una balanza. Pero la familia Dawson era demasiado diferente, para el señor Dawson la normas era como lo más importante, que sus hijos dijeran que no a algo que el opinaba por muy loco que fuera, le volvía loco.
Le había vuelto loco, no podía dejar de sentirme culpable, yo ayude un poco en el enfado del señor con la broma, la música y el anillo, pero no lo se, no se si arrepentirme o que hacer, no puedo cambiar las cosas pero egoístamente no las quiero cambiar porque esas me han llevado a tener a Madeline aquí conmigo.
—¿Qué ha pasado?—pregunto mi madre.
Mi madre se acerco a nosotros y puso una taza enfrente de Madeline que miraba a la nada como si estuviera perdida como si nada tuviera sentido en su vida.
—La ha echado de casa—le dije a mi madre que me miro—Ella se ha puesto el anillo que le di para que nos casáramos y su padre—comente.
—Xabier nunca ha sido un buen hombre—comento mi madre.
La mire.
—Siempre supe que nunca nos quiso—susurro Madeline, le mire—Él siempre nos trataba mal pero pensaba que nos quería, porque era nuestro padre—comento.
—La sangre no da el amor—comento mi hermana Sarah y la mire serio—Puedes mirarme como quieras, pero es así, no estamos obligados a querer a nuestra familia—dijo Sarah.
Mi madre miro a mi hermana,
—Estás obligada a querer a tus hermanos—le aviso mi madre.
Sarah puso mala cara pero no dijo nada.
—Para mi no es una obligación—aclaro Madeline y todos la miraron—Son tan parte de mi como mi corazón o mis pulmones, les amo demasiado—confeso y se le hizo un nudo en la garganta aguando se le los ojos—Y les he dejado solos—comento totalmente rota.
Mia se acerco a Madeline y le dio una de sus gomas de pelo rosas, esto puede parecer una tontería pero Mia es muy especial con las cosas que deja, no comparte las cosas, le cuesta hacerlo por lo que esto para nosotros que la conocemos.
—Yo seré tu hermana—le dijo Mia a Madeline.
Madeline abrazo a Mía y beso su mejilla. Mia no era una persona amante de los abrazos o cualquier tipo de afecto pero se dejo abrazar por la chica, Mia se dejo abrazar y estar en los brazos de la chica, era como si tuviera un sexto sentido para saber que necesitaba las personas y para ser sincero me sorprendía, con nosotros nunca era así, creo que nos dejaría morir antes de ayudarnos, la quiero pero esa niña en ocasiones era peor que el demonio.
—Aprecio mucho eso cariño—comento Madeline y miro a Mia—Te aseguro que me encanta que quieras ser mi hermana pero también quiero a mis otros hermanos, estoy segura que Evie sería tu compañera de travesuras—comento Madeline.
Mi hermana miro a Madeline, se quedo pensando por unos minutos como si estuviera analizando si era buena idea el tener más gente, pero no creo que fuera esa la cosa, No creo que alguien pudiera sustituir a otra persona, no creo que haya forma que en la mente y en los recuerdos de alguien crep que es demasiado complicado que alguien sustituya a alguien y menos cuando la unión es tan fuerte como la que tenía Madeline con sus hermanos. Pero lo que mi hermana le había propuesto, era algo demasiado tierno.
—Bueno, entonces hay que secuestrar a tus hermanos—dijo Mia y la mire sorprendido—Dejar de haceros los débiles, secuestramos a los Dawson y oís casáis así dejáis de llorar, pesados y débiles todos—comento mi hermana.
Todos la miramos sorprendidos.
Madeline paso su mano por su cara, la abrace fuerte para intentar hacerle sentir que estaba a su lado pero no creo que eso pudiera funcionar. Madeline escondió su cabeza en mi pecho y cerro los ojos, note como intentaba calmar su respiración regulando a mis latidos, como intentaba usar eso para calmarse, pero ni yo mismo estaba calmado del todo, quería matar al señor Dawson sacar a los pobres niños de ahí porque sabía, por como estaba Madeline que no era una buena casa.
—Cariño, puede ser duro, pero no creo que les haga daño—le dijo mi madre a Madeline.
Madeline se movió lenta y delicadamente para mirar a mi madre.
—Usted no conoce a mi padre—le comento Madeline seria.
Mi madre le miro.
—Le conozco, estudiamos juntos en la universidad, era una persona sensata—comento mi madre.
Madeline río.
—Ese buen hombre que usted conoció quedo atrás—comento Madeline, mi padre que hasta ahora esta aparatado se acerco a nosotros para atender que pasaba—Siempre fue severo, esperaba excelencia pero eso no nos importaba, jamás nos gritaba o levantaba la mano pero cuando mi madre murió, todo cambio—comento.
—No debes contarlo si no quieres—le avise.
Ella me miro, notaba su tensión, su incomodidad, amaba a esta chica y ya había pasado demasiados males, no iba permitir que pasara uno más, no quería que nada más le hiciera daño, Madeline me miro y beso mi mejilla con lentitud.
—Tranquilo—me susurro, respire hondo, su voz siempre me calmaba—Cuando mi madre murió mi padre culpo a Archie y Evie, ni siquiera les mira a la cara, busca cualquier cosa para castigarles, no importa que sea pequeño, no importa que sea grande, les castiga, puede ser encerrándoles en algún lugar como golpeándoles, hoy le lanzo un vaso de cristal a Archie—comento e hizo una pausa—Cameron y yo siempre intentamos que los castigos vengan a nosotros pero no es tan sencillo, mi padre les tiene un gran odio y siempre quiere que ellos paguen, aunque no sea su culpa—comento Madeline demasiado apagada, se notaba demasiado que esto la destrozaba de formas impensables, tenía esto marcado a fuego—Alysa es en ocasiones la que peor lo pasa, es la rebelde, por lo que sus castigos son peores sin mencionar que es la más parecida a nuestra madre, en ocasiones no la vemos por días—comento.
Todos hicimos silencio, Sarah se acerco a Madeline y la miro, creo que mi hermana se olía lo peor pero dudo que un padre sea capaz de hacer cualquier cosa a su hija, es su sangre, esa parte de él que nació de la persona que amaba.
—Hay una casa en el campo en el que nos lleva para castigarnos—explico Madeline.
La mire.
Recordaba esa casa, era una casa al norte de Edimburgo, estaba bastante alejada de todo, era una casa entre montañas de difícil acceso, era donde nos solíamos escapar Madeline y yo, con permiso de nuestras madres cuando la exigencia de nuestros padres era superior a lo demás, era una casa pequeña, como un lugar del cual escapar cuando todo era superior apenas había cobertura por lo que el acceso a internet era casi imposible, estaba en mitad de un monte rodeado de millones de arboles, siempre pensé que era un lugar idóneo para escapadas románticas pero ahora creo que el señor Dawson lo tenía para torturar a sus hijos.
—¿Por que no contasteis nada?—pregunto Dylan.
Le mire molesto y me levante del sofá.
—Vamos a callarnos ¿vale? No se si estamos entendiendo que la acaban de echar de casa y separar de sus hermanos, demos le un poco de tregua para que se estabilice—comente enfadado con toda mi familia, comprendía la preocupación pero los interrogatorios no eran necesarios, creo que las preguntas no eran necesarias en este momento, lo que ella necesitaba era amor, no que unos idiotas le hiciéramos mil preguntas.
Todos me miraron sorprendidos.
—Tampoco es necesario ponerse así—me aviso mi madre.
—Mi padre tiene un grado en medicina de urgencia, sabe donde golpear para no dejar marca y como limpiar las evidencias—explico Madeline.
Me senté a su lado y la mire.
—No debes dar explicaciones, solo son unos cotillas—le dije.
Madeline me miro.
—Lo se, pero no quiero que me vean como una niña dramática y llorona—explico ella.
Agarre su mano y la mire.
—Eres la persona más fuerte que conozco, nadie en su sano juicio te vería como alguien débil—le dije.
Madeline me regalo una pequeña y suave sonrisa, bese su mejilla para dejarle claro que estaba con ella pasara lo que pasara, fuera como fueran las cosas, ella al llevar ese anillo estaba atada a mi y yo a ella llevaba atado desde que la vi.
—No creo que nadie pueda creer que te inventes esa historia, es demasiado dramática—comento Sarah.
Mi madre miro a mi hermana.
—En esta casa apoyamos a los nuestros, ella ahora es la prometida de vuestro hermano, aceptarla y dejaros de pensar si miente o no—ordeno mi madre.
Mis hermanos asintieron y se fueron a la mesa a desayunar en silencio, mi padre miro a mi padre y tras una sería mirada de mi madre, el hombre también se fue a desayunar.
—Esta es tu casa—comento mi madre antes de irse a desayunar.
Mire a Madeline.
—¿Estás segura?—le pregunte pasando mi mano por el anillo.
Madeline me miro.
—¿De que?—me pregunto sorprendida—¿De casarnos?—añadió.
Asentía.
—Dado lo que ha pasado hoy no creo que tenga otra opción—comento.
La mire.
—No quiero que veas esto como una obligación, quiero que me elijas con el corazón y que esto sea lo que quieres, no una salida—le dije, ella me miro impresionada—Te ayudaré en lo que necesites aunque no quieras casarte, solo quiero que seas feliz y si eso no es conmigo, lo acepto—le dije.
Madeline me miro haciendo unos segundos de silencio.
Le mire preocupado, en estos cuatro años siempre he tenido el miedo a que ella hubiera tirado el anillo o que se hubiera olvidado de él, que se hubiera enamorado de otra persona, que me hubiera superado, tenía miedo a que encontrara algo mucho mejor que yo para ella, porque había personas mejores para ella, personas que le iban a poder dar muchas más cosas que yo, por mucho que tuviera dinero, por mucho que la amara quizás eso no era suficiente, hay personas que buscan más y es que no me importaría, solo quiero que sea feliz, prefiero verla feliz a estarlo yo, ella me hechizo como una bruja, me enamoro de ella y me impregno de ella de tal forma que hasta mientras duermo puedo olerla, cada parte de mi es de ella, mis ojos son para mirarla, mis oídos para escucharla, mi boca para besarla y gritar al mundo que la amo. Veo mi vida sin ella pero no veo un mundo en el que ella no sea feliz, puedo imaginar de mil formas que ella este con otros, sola o como sea pero siendo ella feliz, no puedo ver un mundo en el que ella no sea feliz, no veo esa posibilidad, hare lo que sea para que ella sea feliz, incluso dar mi propia vida.
—Brian—me llamo y la mire—Soy una mujer adulta que sabe las consecuencias de sus actos, al ponerme el anillo esta mañana he tenido muy claro todos los riesgos y las decisiones que traían con ello, por lo que si, tengo clarisimo lo que siendo y lo que quiero hacer—comento.
La mire.
—Soy tonto pero ¿Puedes decirlo con palabras?—le suplique.
Madeline me miro impresionado.
—Brian Kelly, eres el hombre más idiota del mundo—me dijo y le mire impresionada—Obviamente te quiero y me quiero casar contigo, sino me hubiera quedado en mi casa y casado con quien mi padre me obligara—me dijo.
La abrace demasiado aliviado.
Por mucho que estuviera diciendo que no me importaba que estuviera con otro mientras que fuera feliz, que obviamente no era mentira, no quería que eso pasara, una enorme parte de mi quería que se casara conmigo, quería tenerla el resto de mi vida a mi lado, darle mi apellido y millones de hijos, soy demasiado valiente en pensamiento pero a la hora de la verdad, si llega a rechazarme, me hubiera deprimo, hubiera caído en el pozo de tristeza más grande y desagradable que alguien pudiera vivir.
—Venir a desayunar—nos grito mi madre.
Me levante y ofrecí mi mano a Madeline quien la tomo sin dudarla.
Fuimos al comedor y deje que Madeline se sentara en mi sitió, mire a Dylan quien rápidamente se movió para dejarme sentarme alado de Madeline.
—¿Te gustan las tortitas?—le pregunto mi madre.
Madeline la miro.
—Es lo único que sabe hacer sin que se le queme—comento Sarah.
Madeline rio dulcemente.
—Amo las tortitas—comento Madeline.
Mi madre le sirvo unas pocas en su plato, Madeline no dijo nada, solo sonrió a mi madre para comenzar a comer.
—Supongo que deberé romper el compromiso con la señorita Dunn—comento mi padre .
Le mire.
—Para ser sincero, ese compromiso jamás debió existir—comento.
Note como Madeline se sentaba, estaba claro que en su familia nadie se atrevía a responder a su padre, pero en nuestra familia las cosas eran demasiado diferentes, no es que no respetáramos a nuestro padre, lo hacíamos pero también éramos sinceros con lo que opinábamos, ellos querían que fuéramos sinceros y buenos por lo que es lo que se habían ganado.
—Debíamos ponerte un incentivo para que os pusierais en marcha—comento mi padre.
Bebí un poco de mi zumo.
—Esa chica solo iba ha hacer que me arrancara el pelo—comente.
Madeline estaba impresionada, creo que no estaba acostumbrada a este tipo de relaciones familiares.
—¿Cuándo os queréis casar?—pregunto mi madre para cambiar de tema.
Mire a Madeline que me mira sin saber que decir.
—No lo se—comento ella.
—Mama, aún debemos calmarnos para decidir esas cosas—comente.
Note como Madeline se calmo, creo que pensar en la boda ahora mismo cuando estaba centrada en sus hermanos, no le era algo fácil sino que le era demasiado complicado.
—¿Y donde va dormir?—pregunto Sarah.
La mire.
—Conmigo—dije sin dudarlo.
—Ni lo sueñes—dijo mi madre y la mire sorprendido—Va dormir con Sarah, pero me niego a que compartas cama con alguien con quien aún no te has casado—comento mi madre.
La mire.
—¿Sabes que cuando te vayas podemos hacer lo que nos de la gana?—le pregunte.
Madeline me miro.
—No vamos ha hacer nada, es la casa de tus padres y se debe respetar—me dijo Madeline demasiado sorprendida.
La mire.
—Era broma—le deje claro.
Madeline me miro demasiado molesta.
—No bromees con esas cosas—me ordeno.
—Tranquila, no bromeare con nada de eso—comente y bese su mejilla—Solo lo dijo para molestar a mi madre, tu tranquila—le susurre en el oído.
Ella negó demasiado sorprendida pero en cierta forma se que esto le divertida demasiado, se que lo pasaba bien aunque su corazón seguía con su familia, con sus hermanos y preocupada por ellos.
—Todo saldrá bien—le susurré en el oído.
Ella me miro, no dijo nada, solo me miro, no iba rendirme, no iba dejar que nada le hiciera daño y si era necesario secuestrar a esos niños lo iba ha hacer, todo porque ella estuviera feliz y estuviera bien. Madeline se limito a asentir y desayunar en silencio.
Todo lo que pudiéramos hacer se vio interrumpido cuando el timbre solo y las peores ideas se vinieron a mi mente.
—Voy yo—dije sin dudarlo y levantándome de la mesa.
Yo había causado la mayoría de los problemas por lo que era el que les iba dar solución.