El "prometí esperarte y cumplo mis promesas" de Brian llevaban resonando en mi cabeza todo el día de ayer y toda la noche, recuerdo aquella tarde como si fuera ayer, él fue lo más comprensivo del mundo, no me juzgo ni me pidió que me apresurara, me dio todo el tiempo del mundo, porque me amaba, y yo no dejaba de amarle por mucho que pasaran los años, no podía hacerlo, no estaba en mi esencia dejar de amar a esa persona que alegro mis días durante muchos años y que me hacía sonreír cuando peor estaba ¿Cómo se deja de amar a esa persona? Siempre me han dicho que el primer amor nunca se olvida pero Brian no es mi primer amor, es el amor de mi vida, esa persona que llega a tu vida para cambiarla de mil formas, para darle sentido a cada respiración, a cada movimiento.
Él ere el indicado y eso era algo que por desgracia no podía negar.
Me desperté incluso antes de que la alarma sonara, tenía muchas cosas en las que pensar, apenas había podido dormir de todo lo que tenía que pensar, de todo lo que estaba viviendo. Me mire en el espejo de mi tocador y respire hondo, de uno de los cajones del tocador para sacar la caja de terciopelo que casi hace cinco años Brian me dio, la abrí para ver el anillo de diamantes que en el escondía.
Suspiré.
Hacía mucho tiempo que no lo miraba pero cada vez que lo hacía me daban ganas de ponérmelo y mandar todo a la mierda, con las manos temblorosas y demasiado nerviosas me lo probé, era perfecto y me quedaba demasiado bien en mi dedo.
—Que pedazo de anillo—comento mi hermana Alysa detrás de mi.
Me gire para verla detrás de mi, mirando el anillo.
—¿De donde lo has sacado?—me pregunto.
—Es un anillo de compromiso—le explique.
Mi hermana me miro.
—No sabía que el Joshua ese te había enviado un anillo—me dijo.
La mire.
—No es de él—aclare.
Mi hermana me miro sin entender nada.
—Es de Brian Kelly—le conté.
Alysa se llevo las manos a la boca para evitar gritar.
—Debes contármelo todo—exigió.
La mire.
—Fuimos pareja de los catorce a los diecisiete, el día que mama murió me pidió que me casara con él y al decirle que tenía que guardar luto, me dijo que me iba a esperar—le conté, mi hermana me miro demasiados sorprendida—Me dijo que cuando quisiera casarme con él, me pusiera el anillo—explique.
Mi hermana me miro.
—¿Quieres casarte con él?—me pregunto sorprendida, le mire asustada—No voy a negar que es el mejor partido del mundo, esta más bueno que el vino de papa y es tan majo y divertido—comento mi hermana y la mire sorprendida.
—Alysa—la llame.
—¿Que?—me pregunto sorprendida—Te doy todo mi apoyo, porque si no te casas tu con él, me caso yo—comento mi hermana y negué.
—Las cosas no son tan sencillas—aclare.
Mi hermana me miro.
—El luto—comento.
Asentí.
—Pues que le den, mama esta muerta y enterrada, dudo que quisiera que fuéramos unos amargados toda la vida—comento mi hermana y la mire.
—Alysa—le dije en tono de bronca.
—Madeline, date cuenta que vivimos en pena diaria, que nuestros hermanos pequeños no recuerdan a nuestra madre y lloran a algo que no conocen, que no saben ni recuerdan su voz—me dijo mi hermana.
La mire.
—Cásate, y sácanos de esta casa de locos—me suplico mi hermana.
La mire.
—Vale—le dije.
Mi hermana me abrazo con demasiada fuerza y me hizo demasiado feliz.
—Vas a ser la novia más hermosa del mundo—me dijo agarrando mis manos con fuerza.
La mire.
—Alysa, no te pases—le dije.
Mi hermana me miro con los ojos llorosos.
—Estoy feliz por ti, porque puedas salir de aquí—comento casi llorando.
La mire demasiado apenada y deje que me volviera a abrazar con fuerza.
—Vamos a desayunar—le pedí para que se despejara al no estar hablando de eso.
Mi hermana se separo de mi y agarro mi mano para arrastrarme al comedor, ahí esperaban mis hermanos colocados de forma sería, mire a mi hermana dándome cuenta de lo que pasaba, coloque mi mano con el anillo en mi espalda, mi hermana me miro sorprendida.
—Ha vuelto—le susurré.
Mi hermana se puso sería y soltó mi mano para sentarse en la mesa en silencio, me senté en mi asiento.
—Buenos días padre—salude a mi padre.
Mi padre, Xabier Dawson, me miro con su cara más fría posible, serio sin expresar ni una sola emoción por sus hijos, para él, tras la muerte de nuestra madre dejamos de ser personas y pasamos a ser maquinas que le servían para unir relaciones, no somos algo a quien amar sino armas para ser más poderoso porque lo único que le importa es el poder, en un momento, en una vida pasada, amaba a mi padre, era una persona feliz y llena de luz, pero eso era mientras mi madre vivía, en el momento en el que ella murió, todo se volvió gris, nada merecía la pena.
—¿Es rosa eso que veo en tu ropa?—le pregunto mi padre a Evie.
Mire a la pequeña que me miro con miedo, llevaba un lazo rosa en el uniforme, solo un pequeño lazo rosa.
—He hecho una pregunta—grito mi padre dando un golpe fuerte en la mesa.
Mi padre se levanto de su asiento y escondí mi mano bajo la mesa, rezaba para que no viera mi anillo, había sido una idiota por ponérmelo, debía haber pensado mejor las cosas, me sentía una idiota pero es que supuestamente mi padre no volvía hasta dentro de dos semanas, esto era una sorpresa para todos.
—En su colegio hay un evento, deben llevar un lazo en apoyo a una causa solidaría, Evie a decidido apoyar el cáncer de mama—respondí por mi hermana.
La pequeña me miro algo más calmada, pero la calma duro poco.
Mi padre se acerco a ella y le arranco el lazo, Evie tuvo que aguantar las ganas de llorar.
—Papa—dijo la pequeña.
Mi padre la miro mal.
—Me das asco Evie, no sabes respetar a tu madre—le dijo mi padre a mi hermana pequeña que casi se puso a llorar, pase mi mano por su pierna por debajo de la mesa para evitar que lo hiciera, ahora mismo debía callar y ser fuerte.
Parte del luto era la prohibición de usar el color, no se podía usar un solo gramo de color, la felicidad, la alegría estaban prohibidas, nada que pudiera demostrar que hubiéramos superado a esa persona que se había ido era permitido. Era una tradición que se fue perdiendo con el tiempo, antes era incluso más dura, pero en mi familia, esta horrible tradición se mantenía, en ocasiones sentía que no era por mi madre, sino por la tranquilidad de mi padre, por mantenernos bajo control.
—Estamos de luto por vuestra madre ¿O ya la habeís olvidado?—pregunto gritando.
Mis hermanos me miraron.
—Jamás lo haremos, pensé que como era un evento del colegio se podía permitir—comente.
Mi padre me agarro de la coleta y tiro de ella, note como mi cuello sonó y el dolor de la fuerza con la que tiro se hizo presente seguido.
—Tú no eres nadie para pensar, me debes sumisión en todo—me dijo mi padre y soltó mi pelo dejando que me volviera a colocar bien—Eres solo un estorbo, un error que no debió nacer, las mujeres solo molestan, debí tener un hombre primero—me recordó mi padre.
Asentí.
Mi padre siempre me dejo claro que por mucho que fuera la heredera, para él solo era una molestia para él. me dejo claro que fui un error que nunca quiso y ahora solo me quería para que me casara con el mejor postor y que cuidara de sus hijos ya que era algo que el no quería hacer.
—Lo siento padre—comente.
Mi padre volvió a sentarse en su asiento y nos miro.
—Siempre con estúpidas disculpas, a ver cuando dejamos de cometer errores—dijo.
Nadie dijo nada, no podíamos responder a eso, ¿Qué le íbamos a decir sin tener miedo a que nos matara? Porque todos sabíamos que era muy capaz de hacerlo, nuestra madre era la que le hacía feliz, la que le daba estabilidad y evitaba que se volviera un loco psicópata como lo era ahora, mi padre me daba miedo, no sabía de lo que era capaz pero iba matarme a mi antes que a mis hermanos, eso lo tenía demasiado claro.
—Se que todos esperabais tener libertinaje hasta dentro de dos semanas pero como el padre Harry me dijo que no vais a misa los domingos me ha parecido oportuno venir a ver porque deshonráis así a vuestra madre—comento mi padre.
No dije nada.
—Es que son muy aburridas—se quejo Archie, mire a Cameron con miedo.
Mi padre agarro el vaso de zumo de sus manos y lo lanzo a la pared, por suerte Cameron agacho a Archie evitando que el vaso de cristal le diera en la cara al pequeño.
—Vuelve a hacer eso, Cameron y te mataré—le aviso mi padre a mi hermano.
Todos nos quedamos blancos sin saber como reaccionar, mi padre siempre fue una persona más bien tranquila mientras mi madre vivió pero ahora y con los años cada vez más se estaba volviendo demasiado cruel y malvado, creo que por eso Alysa deseaba que yo me casara y les sacara de aquí, yo también lo deseaba.
—Marga—grito mi padre.
La ama de llaves salió de la cocina y miro a mi padre.
—Limpia—le ordeno con rabia.
Otra mala cosa de mi padre era el poco respeto que tenía por la gente que no fuera igual a él, Marga en un momento fue su amiga y ahora la trataba como basura, como si no valiera nada cuando era la única que estaba con nosotros en los peores momentos, era esa figura que necesitábamos para crecer.
—No hemos dejado de rezar por ella, solo hemos cambiado de iglesia, los pequeños se aburrían y creíamos que eso no era respeto—comento Cameron.
—¿Quién creía eso?—pregunto mi padre molesto.
—Madeline y yo—contexto Cameron con miedo.
Mi padre me miro.
—Tú no eres nadie para cambiar las normas de esta casa—me dijo mi padre y le mire—Tú solo debes cuidar a mis hijos y hacer que se casen con buena gente, con personas que sirvan de algo—me recordó mi padre.
Asentí.
Mi padre no solo era cruel con los niños, odiaba a las mujeres, creo que la perdida de la persona que amaba le hizo demasiado daño. No estaba bien, él no estaba para nada bien pero se negaba a pedir ayuda y nosotros no íbamos a poder luchar con ello.
—Las cosas van a cambiar de ahora en adelante—comento mi padre.
Mis hermanos me miraron con miedo pero me mantuve sería y totalmente calmada para representar tranquilidad y que nada les preocupara, yo era su escudo y esa persona que tenían que tener como referente por lo que era quien no se podía desmoronar ante esto.
Marga se acerco a mi en silencio.
Se acerco a mi para susurrarme algo al oído.
—No sea mal educada, lo que le deba a decir a mi hija, lo podemos oír todos—comento mi padre bastante molesto a Marga.
La mujer me miro y asentí para darle el permiso, lo hice de una forma disimulada, no quería que mi padre creyera que era yo quien mandara, eso le pondría más furioso de lo que estaba.
—Le ha llegado un paquete—me aviso.
—Déjalo en la cocina, luego lo abro—le dije.
No sabía porque me debía llegar un paquete, que recordara no había pedido nada pero supongo que se me había despistado algo.
—Tráelo, quiero ver en que usa mi hija el dinero—comento mi padre.
Cerré mis ojos, no me podía quejar, ni mover, si lo hacía vería el anillo y las cosas se pondrían demasiado complicadas.
Marga en silencio le llevo la caja a mi padre quien la abrió con gran tranquilidad, nada más tener la caja abierta la pintura estallo en la cara de mi padre, todos nos quedamos en silencio.
Rápidamente agarré a Evie y Cameron agarro a Archie para que ninguno de los dos se rieran, todos nos alejamos de la mesa con miedo de la ira de mi padre.
En ese momento los Kelly comenzaron con su música mañanera.
La ira de mi padre se hizo mucho más grande.
—Papa, ya voy yo a pedir que bajen la música, tú ve a limpiarte—le dijo Cameron.
Mi padre nos miro.
—No os puedo dejar ni una sola responsabilidad, dejáis que unos idiotas os manipulen, esto lo soluciono yo—nos digo mi padre lleno de rabia.
Mi padre salió de la casa para golpear la puerta de los Kelly con gran rabia y fuerza.
—Buenos días veci...—comenzó Brian nada más abrir pero al ver a mi padre se cayo—Buenos días señor Dawson—intento decir calmado pero estaba claro que sabía de la rabia de mi padre.
—Madeline—grito mi padre.
Hice que Alysa agarrara a Evie y me acerque a ellos.
—Dime que no es verdad que tienes que venir todas las mañanas a pedir que dejen de molestar—me dijo mi padre.
Mire a Brian con demasiado miedo.
—No le mires a él—me grito mi padre.
Mire a mi padre.
—Serán los nuevos altavoces—comento Brian—Hemos comprado unos nuevos y parece que suenan más—añadió.
Mi padre me miro.
—Madeline te he hecho una pregunta—me dijo mi padre.
—No—dije y le mire seria—No solemos venir a pedirles que bajen la música, no solemos escucharla—comente.
Mi padre me miro.
—Como sea mentira—me aviso mi padre.
—Mentir es pecado, no mentiría jamás—comente.
Mi padre me miro, sui expresión paso del enfado a la rabia más intensa.
Agarro mi mano con fuerza y todo se fue a la mierda, miro el anillo y apretó mi mano haciéndome daño, luche mucho con no llorar, no me podía derrumbar, no ahora.
—¿Qué mierda es esto?—me pregunto mi padre apretando mi mano con fuerza.
—Me haces daño—me queje.
Un nudo se formaba en mi garganta, me dolía demasiado su agarré, me estaba haciendo demasiado daño.
—He hecho una pregunta—me grito.
No pude aguantar más y las lagrimas comenzaron a salir de mi.
—Es un anillo de compromiso—dije llorando—Suéltame por favor—suplique apenas sin voz.
Mi padre me apretó más fuerte incluso tirando del brazo, haciendo que me tuviera que poner de puntillas para que no me doliera tanto.
—Suéltela—le ordeno Brian a mi padre—No voy a tener un solo problema en golpearle como le haga un rasguño—aviso.
Mi padre me soltó con tanta fuerza que caí al suelo, sin dudarlo Brian se acerco a mi para ayudarme a levantarme,
—Eres una mala puta—me dijo mi padre y me esculpió—Eres la mayor desgracia que esta familia a podido tener, tenías una prometedora vida con un gran hombre como lo era Joshua Campbell y decides casarte con un borracho de tres al cuarto—me dijo mi padre.
—No amo a Joshua, debo casarme por amo, mama siempre me lo dijo—dije llorando, Brian me abrazo por los hombros con fuerza para evitar que me derrumbara.
—No uses a tu madre contra mi—me ordeno.
—Tú la usas siempre—me queje.
Mi padre me fue a pegar un tortazo pero antes de que pudiera hacerlo Brian agarro su mano.
—Le estoy avisando de buena forma, no le haga nada—le dijo Brian serio.
—Maldito bastardo—le ladro mi padre furioso a Brian.
De la casa de los Kelly salió el señor Kelly que miro la escena.
—¿Qué esta pasando aquí?—pregunto el señor Kelly.
Brian soltó el brazo de mi padre y me abrazo con fuerza. En sus brazos, en ese momento es en el lugar que más segura me sentía, quería quedarme por el resto de mi vida aquí, quería estar siempre aquí pero una parte de mi sabía que no iba poder ser y me dolía.
—Tú maldito hijo a corrompido a mi hija, ahora dice amarlo y quiere casarse con él—comento mi padre serio.
El señor Kelly dio una respiración profunda.
—Siempre se han amado, dejemos que se casen Xabier, nuestros problemas no deben impedir que nuestros hijos sean felices. al final son lo más importante de nuestra vida—comento el señor Kelly.
Mi padre le miro.
—Lo más importante en mi vida, es mi mujer la cual estos monstruos me arrebataron al quitarle con cada nacimiento parte de su hermosa alma—dijo mi padre.
Le mire sorprendida.
—No puedes echarnos la culpa del cáncer de mama—le dije sorprendida.
Mi padre me miro.
—¿Quieres casarte con Brian Kelly?—me pregunto serio.
Le mire, quería hacerlo, era lo que más feliz me hacía en estos momentos y quizás por lo que seguí luchando por muchos años pero me daba demasiado miedo lo que mi padre pudiera hacer en consecuencia, las consecuencias de mis decisiones. Mire a mis hermanos, ellos estaban en la puerta de mi casa, Cameron me regalo una sonrisa y Alysa otra, los más pequeños eran quizás los que menos consciencia tenían de todo esto pero se veían demasiado asustados ante mi padre, quería darles una salida.
—Si—dije sin dudarlo.
Mi padre me miro.
—Pues me acabas de hacer la persona más feliz del mundo, ya no eres una Dawson—me dijo mi padre y me quede blanca, no sabía que decir o como reaccionar—Nos has perdido a todos—me dijo mi padre.
—No—dije sin dudarlo.
Mi padre me regalo una sonrisa cruel y malvada.
—Le has elegido a él antes que a tus hermanos, ahora acepta las consecuencias—me dijo mi padre.
—No es así—le grite—Amo a mis hermanos—grite llorando, estaba desesperada por dejar a mis hermanos con ese psicópata.
—Pues muy mal les has protegido—me dijo mi padre—Se feliz en tu matrimonio—me dijo mi padre entrando a la casa y empujando a mis hermanos, haciendo que sintiera que un mundo entero me separaba de mis hermanos, no pude evitar caer al suelo de la rabia de la sensación de perdición y vacío que inundaba mi cuerpo.
Brian me abrazo con fuerzas mientras yo luchaba con todas mis fuerzas por no gritar y derrumbarme ahí, aunque ya estaba en la mierda.