CAPITULO 2

2695 Words
Hace Cinco Años Como cada día me levante de mi cama, pero sabía que ese día iba ser diferente, algo en mi cuerpo me lo decía, con cuidado me fui al despacho de mi padre donde estaba él con mi madre. —Buenos días—les salude intentando mantener la calma, estaba demasiado nervioso esperando noticias de Madeline, mi novia desde hacía casi tres años. Su madre estaba muy enferma de cáncer, no le daban muchas esperanzas, hoy iba pasar por una operación que podía salvarla y deseaba que lo hiciera. Mis padres me miraron. —Buenos días—me saludo mi madre mirándome con sorpresa. Respire hondo y mire a mis padres. —Quiero el anillo de la abuela—dije sin dudarlo. Mis padres me miraron demasiado sorprendidos, el anillo de la abuela, era un anillo que llevaba muchas generaciones en mi familia y la forma en la que el primogénito de la familia se comprometía con la persona que ama. —¿Vas a pedir matrimonio a Madeline?—me pregunto mi madre. Asentí. —La amo, no veo mi vida con otra persona que no sea ella, quizás creáis que no es el momento por lo de su madre pero quizás esto le de esperanzas de aferrarse a algo, lleva varios meses muy triste—les dije. Mis padres me miraron. Mi padre abrió un cajón y me dio una caja de terciopelo rojo. —Para mi esa chica es la mejor opción, me gusta como te hace ser—comento mi padre. Agarré la caja y me la guarde en el bolsillo. Mi madre se acerco a mi para colocarme bien la ropa. —No tienes que hacer algo inolvidable sino especial—me aviso. Asentí. Sabía que en cierta forma para las mujeres el momento de casarse era más importante que para los hombres, en cierta forma al menos, era como si para ellas su vida volviera a comenzar ahí, es más ellas iban de blanco, como si ese momento fuera un nuevo comienzo al igual que en el bautizo o en la comunión pero nosotros, los hombres íbamos de n***o como si fuera el final de algo pero para mi no lo era, si era necesario pensaba ir de blanco para demostrar a todo el mundo que ese momento para mi era el comienzo, el comienzo de la mejor etapa de mi vida, porque ella era lo mejor de mi vida. —La amo—les confesé a mis padres—Papa, se que no te llevas muy bien con el señor Dawson pero que me apoyes en esto es realmente importante para mi, ella me hace ser mejor persona y no es porque sea un mal hombre, es porque quiero ser lo mejor para ella—comente. Mi padre me miro. —Tendrás todo mi apoyo—me aviso mi padre. En ese momento recibí un mensaje de Madeline pidiéndome de vernos en la azotea. —Ya os contaré—les dije para irme a la azotea. La azotea era un lugar mágico para nosotros, nuestros padres no se llevaban muy bien por lo que este lugar era como un lugar neutro en el que podíamos ser libre, nuestro refugio hermoso en el que estar, en el que ser libres, en el que ser nosotros, en el que amar sin miedo, por mucho que nuestros padres supieran de nuestra relación, el señor Dawson ponía demasiados problemas para que nos viéramos sobre todo ahora que su mujer estaba enfermo, exigía a Madeline que fuera al mujer de la casa, sin importar lo que ella quisiera hacer pero solo era una niña. Me senté en el suelo de la azotea esperando a que algo pasara. Unos segundos después, una despeinada Madeline apareció en la azotea, me levante sin dudarlo y corrí a abrazarla, ella cayo en mis brazos llorando y ahí supe que nada estaba bien, no iba dejar que cayera, la aguante, hice todos mis esfuerzos para que se mantuviera en pie por muy mal que estuviera, podía llorar lo que quisiera pero no se iba a caer, no iba a caer en un pozo de tristeza por mucho que ella quisiera saltar de cabeza, iba ser su paracaídas y su red de seguridad. —A muerto, mi madre a muerto—me dijo en un tono de agonía, desesperación, hice un poco de fuerza e hice que me abrazara como un koala para mantenerla segura en mis brazos—No se que voy a hacer ahora con mi vida—me dijo llorando. Bese su mejilla. —Seguir viviendo por muy duro que parezca—le dije. Me miro con toda la cara mojada, la seque un poco con mi manga para que pudiera seguir llorando con tranquilidad. —¿Cómo voy ha hacer eso? He perdido a mi madre—se quejo. Bese su nariz. —No lo se, yo no he perdido a una madre, pero te aseguro que no voy a dejarte caer—le dije. Madeline se separo de mi de un momento a otro. —No puedes—me dijo y le mire sorprendido. —Claro que puedo—me queje y la mire—Te amo Madeline Dawson, eres lo mejor de mi vida y no voy a dejar que nada malo te pase, no voy a permitir que pases por el peor momento de tu vida sola, por mucho que quieras estar sola, me tendrás que soportar, porque no voy a dejarte sola—le deje claro. Ella me miro con los ojos llenos de lagrimas. —Yo también te amo—me dijo con la voz rota. Me acerque a ella y la mire. —¿Qué pasa?—le pregunte demasiado preocupado mientras pasaba mi mano por su pelo. Eso siempre la calmaba, se que ahora, con lo de su madre nada iba poder ser suficiente pero le daría todo lo que pudiera y más, ella era el amor de mi vida, era la persona con la que quería pasar todo el resto de mi vida, con la que quería casarme, puedo ser un idiota, un idiota enamorado de diecisiete años, casi dieciocho que no ve las cosas, que solo piensa con el corazón pero no me importa, quiero que mi corazón me grite que hacer. —Pase lo que pase, estaré a tú lado—le deje claro llevando mis manos a sus pequeñas y dulces mejillas. Madeline me miro demasiado triste. —La tradición italiana, la de mi familia dice que cuando alguien muere se deben guardar ocho años de luto—me dijo y la mire sin entender nada—En honor y respeto a quien se ha ido, se debe estar ocho años sin amor, sin color y recordándola cada día—me explico. La mire. —Eso no es lo que tu madre —le dije. Me miro. —Es lo que debemos hacer, es en su honor—me dijo llorando. La mire. —Vale—le dije y le mire—Esperaremos ocho años—dije sin dudarlo. La chica frente a mi, la mujer que estaba enfrente de mi, la persona a la que más amaba en el mundo me miro. —No puedo hacerte eso—me dijo. Le mire. —Tú no me haces nada, yo lo decido—le deje claro. Saque de mi bolsillo la caja de terciopelo rojo y la abrí. Madeline me miro. —Brian—me dijo demasiado apenada. La mire. —Escúchame—suplique, ella asintió en silencio—Te amo, tengo claro que me quiero casar contigo desde que tengo doce años, desde antes incluso de que em atreviera a pedirte salir, este es el anillo de mi familia, es al cosa más importante de mi familia, y te la doy a ti porque eres lo más importante de mi vida, quiero casarme contigo, no me importa si es mañana o dentro de tres meses, o incluso en diez años, nos casaremos cuando tu digas y como tu digas, no me importa cuando sea, solo se que quiero pasar el resto de mi vida contigo—le confesé. Madeline me miro, agarro mi cara con sus manos y me dio un corto beso. —Yo también lo deseo y lo quiero, pero no se me permite usar joyas en el luto—explico. Cerré la caja y se la di. —Es tuya, quédatela y en el momento que quieras que sea tuyo completamente usa el anillo, te esperare todo lo que sea necesario—le dije. Madeline me abrazo con fuerza, y yo hice lo mismo, deseaba quedarme en ese momento, entre sus brazos por el resto de mi vida, quería tenerla en mi, entre mis brazos todo lo que pudiera porque era ella el amor de mi vida, quizás era joven para entender de amor, quizás para muchos era solo un niño que se le daba todo y solo estaba en un capricho pero para mi, Madeline no era un capricho, era esa luz en mis días tristes, esa persona a la que le podía contar todo sin miedo a que me juzgara, que me apoyaba siempre aunque me tuviera que echar la bronca porque no tenía razón. Soy joven, pero no idiota, se lo que es amar, se lo que es sentirse perdido, lo que es sentir que alguien te ayuda solo con estar a tu lado, es esa persona que merece la pena, no se como explicar las cosas que Madeline me hace sentir, no se como explicar la montaña rusa de emociones que ella me hace vivir. Antes siempre he creído que el amor era una mentira pero ella me ha demostrado que amar es el mayor regalo de la vida, no voy a dejar de intentar estar con ella por muy duras que se pongan las cosas porque me encanta. Actualidad Tengo que dejar de pensar en Madeline, en ocasiones creo que seguir esperándola es una tontería pero luego la veo y todas mis dudas se acaban, ver como cada día vienen a decirme que soy un mal vecino, eso me vuelve loco, verla es mi punto débil, me hace sentir que aún somos algo, que aún hay esperanzas y que no me ha olvidado porque por mucho que lo intente, por mucho que me queje no quiero olvidarla, quiero amarla por el resto de mi vida. No creo que amar a una persona te haga débil, creo que es la mayor suerte del mundo, amar y ser amado, el mayor regalo, muchos creen que es una debilidad, y entiendo porque lo piensan, las cosas son demasiado complicadas, cuando te enamoras de alguien cuando amas a alguien hay esa duda de que la otra persona no te ame de ser un desgraciado que termine con el corazón roto, que no ame más porque la única persona que merecía la pena se fue de su vida. Unas horas después de la broma de los Dawson, mis hermanos volvieron a casa. —No uséis ningún aparato de música—les avise Sarah me miro. —¿Qué has hecho?—me pregunto mi hermana molesta. —Los Dawson se han vengado—comente. Mis tres hermanos me miraron demasiado sorprendidos. —Pero si son niños buenos—se quejo mi hermano Dylan. Le mire. —Eso no les hace tontos—comente. Mis hermanos me miraron. —Pues yo creo que deberíamos vengarnos—comento Mia, que era la más pequeña de nosotros. Sarah río y todos la miramos. —¿Sabéis que lo de la música es solo una excusa para que Brian vea a Madeline?—les pregunto Sarah a los dos más pequeños. Ellos la miraron analizando la situación y después a mi. —No voy a negar que verla todas las mañanas es mi placer culposo—comente. Mis hermanos me miraron sorprendidos. —Mama me conto que hasta matrimonio le pediste—comento mi hermana Sarah La mire. —.¿Os vais a casar?—me pregunto Mia sorprendida—¿Puedo llevar los anillos?—me pregunto mi hermana pequeña. La mire. —Aún no—comente. —Pensé que te rechazo—comento Sarah. Le mire demasiado impresionada, cerré mis ojos para no mandar a la mierda a mi querida hermana por sus tonterías. —Para tu desgracia no, solo estamos esperando  que pase el luto por la muerte de su madre—le explique. Mi hermana me miro. —¿Sabes que esta prometida no?—me comento. La mire molesto y sin entender nada. —¿Que?—le pregunte sorprendida. —No se como va la cosa, pero he leído que se va casar con Joshua Campbell—comento mi hermana. La mire sorprendido y con algo de asco. —Ese imbécil es demasiado mayor para ella—me queje. Dylan levanto la mano como pidiendo permiso para hablar. —¿Alguien ha pensado que le puede pasar como a Brian?—pregunto y todos le miramos sin entender nada—Que le estén obligando—comento. Mire a mi hermano. —No es por ofender, pero el señor Dawson no es alguien muy amable—comento. Mi hermano tenía razón, era una persona que nos daba demasiados problemas, siempre buscaba razones para que nos castigaran o nos enviaran fuera del edificio sin comentar las mil cosas que nos quería hacer para volvernos locos, no le gustábamos, éramos la cosa que más odiaba en el mundo y solo por ser libres, pero bueno, no me iba meter a discutir con un idiota o sobre él. —Eso no importa ahora, la cosa es que debemos vengarnos—comente. Todos me miraron, Dylan algo preocupado, él era el más bueno de nosotros y creo que ahora que sabía mi historia con Madeline iba querer cuidar eso, siempre cuidaba todo para que fuéramos felices pero esa no era su responsabilidad, Sarah me miro cansada, creo que le parecía un niño pequeño por las decisiones que estaba tomando pero yo sabía lo que estaba haciendo, cuanto más me acercara a  Madeline sería mejor, ella me miraría más y quizás antes comenzaría a usar el anillo. Pero la que estaba totalmente ilusionada con la idea de hacer bromas era Mia que parecía una niña emocionada con un juguete nuevo. —¿Y si les ponemos picapica en la ropa?—pregunto Mia. La mire. —No podemos atentar contra su salud, no queremos problemas con la ley—comente. —Le quitas la diversión—comento Sarah. La mire. —Quiero llamar su atención, no que me mate—le avise. Mi hermana me miro. —Siempre saca la cabeza tus verdaderas intenciones—comento mi hermana. La mire, —Pues si, quiero que Madeline me mire, asumirlo y dar buenas ideas—comente. Mis hermanos me miraron. Mia comenzó a caminar pensativa por el salón, Sarah se sentó a mi lado y Dylan se quedo de pie pensando. —No tenemos llaves de su casa para hacer nada a la casa—le avise a Mia que me miraba con cara de ilusión. —Vale, nada de pintar cosas feas—dijo la pequeña. —¿Y si secuestramos al pequeño?—bromeo Sarah. La mire serio. —Es broma—aclaro. —Vamos a ver, que no puede ser tan difícil, tiene que haber algo que podamos hacer que no sea muy malo ni complicado—comente. —Les podemos enviar un paquete que explote pintura, con lo que son seguro que lo abre su ama de llaves, no les afectara pero seguro que les molesta—comento Dylan. Le mire. —Pobre mujer—comente y pase mis manos por mi mandíbula—Pero es lo mejor que podemos hacer—comente. Teníamos que vengarnos en menos de veinticuatro horas por lo que mientras pensábamos más ideas para luego volverles locos era lo mejor que podíamos hacer. Me levante. —Vamos a comprar el material—les propuse. —Y nuevos altavoces—me dijo Sarah. Me reí pero asentí para irme de compras con mis hermanos.
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