Capítulo 6.
El sol penetra los ventanales de la habitación, tan resplandeciente que obliga a Claudia a abrir los ojos. Se levanta un poco soñolienta y toma una ducha. Al estar lista Claudia sale de la habitación caminando al comedor, puede notar a los hombres de la mudanza llegar por sus cosas. Ignorándolos camina directamente a la cocina sin detenerse ante lo que está pasando en su alrededor.
Al llegar, toma un tazón y se sirve cereal, un poco de fruta y yogurt. camina al sofá a desayunar sentada viendo su serie favorita, la teoría del Bingo Bang, sin tomarse la molestia de darse prisa. Se supone que este debería ser el día más feliz de su vida, pero no se siente tan motivada como esperaba. Gabriela quien viene pasando la nota en el sofá sin ánimo alguno, eso la deja helada, es como si no pudiera notar lo tarde que es.
—¿Cariño que haces hay? Deberías de estar vistiéndote para irnos al lugar del evento, tienen que arreglarte y preparen.
—¿Cuál es el apuro, mami? Tranquila, me levantaré en unos minutos, igual a mi prometido no le importa.
—Cariño por supuesto que le importa, piensa que él no te conoce, no ha compartido contigo lo suficiente, y cuando lo haga, te va a amar en poco tiempo, ¡¿Quién no lo haría?! Eres muy hermosa y tienes un corazón de oro.
—Mamá, prométeme que si esto no funciona me ayudarás a salir de esto, por favor, esto lo hago solo por papá, le prometí que lo intentaría y eso haré, pero no puedo forzar la relación, por favor, prométemelo.
—Lo prometo cariño. Ya verás que todo saldrá bien. —Le dice ayudándola a levantarse. — Vamos, ve a cambiarte, ve.
Al levantarse Claudia sube por su bolso a la habitación en la que ya no queda nada que le pertenezca, solo los recuerdos en su mente, nada más. Claudia baja al coche, al subir se queda observando la que dejara de ser su hogar, a partir de hoy vivirán en la casa que Andrew ha escogido para ellos, no sabe ni siquiera como es, solo espera que por lo menos se sienta como su nuevo hogar.
Al salir Claudia nota el tráfico en el que están atascados, su chófer trata de salir del lugar, pero se los impiden. Los celulares no paran de sonar y Claudia no el chófer quieren responder sabiendo que estarán en problemas por tomar está ruta justamente hoy. Tras sedar el tráfico, el chófer conduce a gran velocidad para llegar, todos la están esperando, en especial su suegra quien al verla bajar del coche la ayuda a entrar a la casa ante los invitados que ya han empezado a llegar.
—Pero querida apresúrate que vamos tarde. —Dice tomando su mano para guiarla a su habitación.
— Lo siento, se me hizo tarde.
— No importa querida, ya estás aquí, es lo importante.
Claudia camina a su lado deteniéndose en la entrada, se voltea a ver a la mujer que también la enfoca.
—¿Ya su hijo llegó o lo voy a tener que esperar como en la cena de compromiso? — Pregunta Claudia sin rodeos. Al escucharla Alma cierra los ojos con preocupación
—No cariño, te equivocas, ya él está aquí y debes darte prisa, los están esperando.
—Yo esperé por él por tanto tiempo, es justo que él también me espere por solo unos minutos. No debería ser molestia. — Responde con poca empatía Claudia.
— Escucha cariño, yo sé que las cosas con Andrew no son fáciles, pero te pido que le tengas un poco de paciencia, dale la oportunidad, estoy segura que con el tiempo que pasen juntos las cosas van a cambiar, te pido que porfa, tomes las cosas con calma, ¿Si?
—Entiendo, nada más me pregunto una cosa, ¿Usted cree que él me acepte algún día?
—Claro que sí cariño, mírate, eres hermosa y sé que eres decente y muy bien portada, un poco prepotente, pero eres la mejor elección para él, eso lo sé, podrás con esto y mucho más, ahora ve, cámbiate, ponte muy guapa y sal a demostrar quién eres.
Alma le da un fuerte abrazo a Claudia mientras sus lágrimas brotan de sus ojos, dejando saber a Claudia que ella realmente quiere que esto funcione, tiene tanta fé en ellos que no puede rendirse ahora que están tan cerca de casarse.
Claudia se aleja entrando a la habitación donde la esperan para arreglarla, no puede evitar sentirse nerviosa, los pensamientos vienen a su mente, en pocos minutos estará frente a su esposo, será la señora Castillo, todo lo que un día soñó. Mientras Claudia se arregla Andrew también, camina por la habitación escogiendo la mejor corbata que combine con su camisa, cuando ve la puerta abriste ante la presencia de su madre.
—¿Ya llegó? — Pregunta con prepotencia.
—Sí, hijo, está arreglándose.
—Creí que me liberaría de esto si ella no llegaba. Bueno, ¿qué esperamos? Vamos, es hora de dar un buen espectáculo. — dice Andrew moviéndose para tomar su chaqueta.
—Hijo, espera —Dice Alma tomándolo de los hombros.—Andrew, tú eres mi único hijo y sabes que tu padre y yo solo queremos lo mejor para ti, por eso hacemos todo esto, prométeme que lo vas a intentar, conócela primero, ella será una buena esposa, lo sé, solo espero que tú seas un buen esposo y cuides de ella.
Andrew se aleja de Alma y ella lo vuelve a sostener.
—Haré lo mejor que pueda, madre.
—Inténtalo Andrew, por favor. — Dice Alma muy triste mirando fijamente con lágrimas que recorren sus mejillas. Andrew al verla se incomoda y la abraza.
—Tranquila madre lo haré por ti, no llores, todo saldrá bien, ya lo verás.
Andrew le da un beso en su frente y se aleja saliendo en busca de un trago que lo ayude a liberar la presión, deteniéndose ante una conversación de sus suegros en la habitación del fondo.
— No veo la hora de que se declaren su amor, que nos den muchos nietos. — Expresa con emoción Gabriela.
— Así será cariño, ellos serán muy felices y nuestros nietos serán nuestra mayor recompensa. — Expone con orgullo y emoción Andrés.
La risa invade el cuerpo de Andrew al escuchar tal conversación, si ellos piensan que les darán nietos están muy equivocados, Andrew no siquiera quiere una esposa, menos hijos, de todo a lo que se rehúsa en su vida eso es lo que más tiene claro. El momento pasa de ser divertido a irritable llevándolo directamente a la barra del gran salón donde se sienta a tomar unos tragos.
Todo está listo, el gran momento ha llegado y Andrew lo sabe al ver a su padre llamarlo con arrogancia, apenas se toleran ambos, y su expresión le deja saber que tendrá un sermón antes de que aparezca la novia. Por otro lado Claudia ya está lista, las madrinas que han escogido para para ella están listas, luciendo un hermoso vestido color rojo brillante, todas lucen perfectas y saben que es la hora cuando ven llegar a su padre.
— Te ves hermosa mi princesa.
— Papá…— Dice Claudia muy feliz al verlo.
— ¿Estás lista cariño?
— Si.
— Entonces vamos. — Dice extendiendo su brazo que Claudia toma.
Andrés besa su frente de su pequeña y Claudia trata de no llorar. Ambos caminan saliendo al pasillo que da al jardín, en estos momentos la escena es hermosa, cada escenario queda guardado en la mente de Claudia, desde la entrada guiada por una larga alfombra roja llena de pétalos de rosas, hasta el arco en el que Andrew ya la espera, todo es perfecto ante sus ojos.
La pequeña hija de su prima camina delante de ella con las madrinas que se van acomodando en el altar en su lugar, dejando ver a Claudia ante todos los que se levantan para recibirla, cada paso que da, la acerca más a su destino, Andrew Castillo, quien está de pie esperándola mientras si mirada está fija en la hermosa Claudia, no puede dejar pasar el hecho de lo hermosa que está, detalla cada momento, cada paso, como la luz del sol la hace brillar por si sola acaparando toda su atención. Andrés y Claudia van caminando, Andrés se detiene ante la presencia de Álex quien aparece para escoltar a la novia al altar, Alex ha sido como un segundo padre para Claudia, junto a Andrés la llevan frente a Andrew quien extiende su mano para recibirla.
—Andrew te entrego a ti a lo más preciado que tengo y solo te pido que cuides de ella y la hagas muy feliz —dice Andrés uniendo la mano de Claudia con la de Andrew.
—Hijo, te amo y sabes que quiero lo mejor para ti, por eso te entrego hoy a tu futura esposa, quien será la madre de tus hijos, una gran mujer que es como mi hija. Ámala, protégela y hazla feliz —dice Álex apoyando la mano derecha de Claudia sobre la de Andrew.
— Así lo haré. — Responde sin más Andrew fijando su mirada en Claudia.
Claudia se despide de su padre y su suegro con un beso antes de darse vuelta y quedar frente al juez. Andrew aún no la suelta, sujeta su mano inconscientemente mientras escuchan al juez dar inicio a la ceremonia.
—Estamos reunidos hoy en esta ocasión para unir a estos dos jóvenes en un sagrado matrimonio civil, por la ley competente daré inicio a la ceremonia. De frente uno al otro por favor. — Así como el hombre lo ordena lo hacen.— Claudia Hernández, ¿Aceptas a Andrew Castillo como tu esposo?
—Acepto —Responde Claudia sin más colocando en la mano de Andrew el anillo.
Andrew la mira y Claudia le sonríe ligeramente, él se aleja un poco y espera su turno.
—¿Andrew Castillo, ¿Aceptas a Claudia Hernández como tu esposa?
Al decir esas palabras, un silencio intenso se siente en el lugar, Andrew se bloquea, no puede responder y eso pone muy nerviosa a Claudia, ya que Andrew no se atreve a mirarla, se siente abrumada de todo esto, ¿Acaso está pensando dejarla frente a todos? Cobarde. Es lo que piensa, no sabe que hacer, los segundos pasando y todos los presentes empiezan a murmurar, hablan y se miran entre si en espera de la respuesta que no tarda en llegar.
—Acepto —Responde Andrew tomando la mano de Claudia dónde coloca el anillo.
Andrew se siente motivado ante la idea de su herencia, todo esto pasara, solo será el anzuelo para llegar a su objetivo, es todo.
—Puede besar a la novia —Al juez pronunciar esas palabras, Andrew se acerca sin esperar alguna, necesita reponerse de lo que acaba de pasar, así que le deja un beso suave en los labios.
Los aplausos se sienten, los invitados empiezan a festejar la unión. Ambos se voltean frente a ellos y Claudia sonríe lo mejor que puede, trata de moverse y bajar de la tarima siendo detenida por Andrew quien la sujeta de la mano ayudándola a bajar de la tarima. Ambos caminan juntos por la alfombra saludando a todos los presentes que se acercan para felicitarlos. La emoción se siente y todos empiezan a seguirlos hasta el salón donde ambos se sientan en la mesa.
Andrew no le ha dirigido la palabra a Claudia en todo el evento, en la recepción hay actos en vivos, sirven comida y los padrinos que apenas han pasado tiempo con ellos dan un discurso cursi para aliviar la tensión. Todos están disfrutando del evento excepto la novia que está sentada aún en la mesa mientras que Andrew se ha levantado por algo más fuerte junto a sus primos. Se está divirtiendo más que ella quien habla con familiares y amigos, puede notar lo sonriente que está cuando la ve aparecer. Jimena llega luciendo un hermoso vestido blanco corto, nadie viste de blanco por respeto a la novia, pero la mujer no va con rodeos, luce increíble llamando la atención de muchos hombres en el lugar y las críticas de las damas de honor al acercarse directamente a Andrew quien se sorprende al verla.
— ¿Qué haces aquí? — Pregunta Andrew algo incómodo.
— Vine a despedir al novio, ¿No me veo hermosa?