KENDRA
El viernes por la noche, camino a la taquería de Rico con un plan de preparar las cena en veinte minutos y volver al trabajo. Pero tan pronto me siento con una botella de cerveza fría y una quesadilla caliente, el cansancio de mi primera semana de repente se derrumba sobre mí. Debo haber estado corriendo con pura adrenalina durante un tiempo. De todos modos, la oficina estaba casi desierta cuando me fui, así que decido levantarme temprano y volver a casa. Después de acabarme la enorme quesadilla y una cerveza, estoy más que lista para el fin de semana.
Me acabo de quitar los zapatos cuando alguien toca a mi puerta. La abro para ver a Roxy. Su atuendo de esta noche es aún más memorable que el que la vi por primera vez. Esta noche lleva un minivestido ajustado con estampado de leopardo, aberturas laterales y tacones de aguja de plataforma a juego.
Me saluda levemente con la mano. –Hola, chica– canta. –¿Quieres que salgamos algún día? Quería preguntarte antes, pero la semana pasada ha sido una locura. Denise se intoxicó con comida, así que Angela y yo tuvimos que hacernos cargo de sus turnos–
Todavía sintiéndome relajada y despreocupada por haber pasado un buen rato con Gavin, respondo por impulso. –¿Es ahora un buen momento? No estoy haciendo nada. La noche aún es joven, después de todo. Aunque apenas pueda traducir la jerga legal ahora mismo, tengo suficiente energía y concentrarme en una charla informal. Una pequeña charla entre chicas suena divertida.
Roxy levanta sus cejas delineadas con agradable sorpresa. –Genial. Espera un segundo, traeré una botella de vino. ¿Te gusta tinto o blanco? –
Me encojo de hombros. –Lo que sea está bien–
Se va y regresa en unos minutos con una botella grande de Shiraz local. Mientras la deja en la mesa del comedor, pregunta: –¿Te importa si fumo? –
–Um…– Miro alrededor de mi lugar con olor fresco y alfombra pálida. –Sentémonos en el balcón–
Tomamos dos copas de vino y sacacorchos y salimos. La luna esta casi llena: las estrellas titilando invisiblemente en el cielo estan reflejando en las luces de la ciudad debajo de nosotros. Sirvo el vino mientras Roxy enciende el cigarrillo.
La noche es tranquila y ella intenta exhalar lejos de mí, pero a veces una suave brisa aun atrapa su humo y me hace farfullar un poco. El olor es ligeramente nostálgico. Papá solía sentarse en el porche y fumar en pipa por las noches. Aunque ya no estaba cuando tenía dos años, y aunque fumar probablemente ayudó a matarlo, el olor a tabaco a veces me recuerda las historias de mamá. Siempre habla de él con tanto cariño, es como si acabara de salir por un momento.
Roxy da una larga calada y suspira en un tenue humo blanco como la pluma. –¿Cómo te trata la Costa Dorada? –
Empiezo a contar mi primera semana en Los Ángeles. Principalmente mi nuevo y brillante trabajo, ya que todavía estoy fascinada por trabajar para un bufete de abogados de verdad, y no he hecho casi nada más que trabajar desde que llegue aquí. no es que me importe vivir prácticamente en la oficina.
Probablemente le repetiré la mayor parte de esto a Gavin durante la cena de mañana, menos los detalles más sangrientos sobre Larry el Rastreador. Es tonto, y es que es estúpido, pero todavía me siento avergonzada por como deje que mi jefe me tratara y como… pienso dejar que siga tratándome, todo por el bien de mantener mi trabajo. No sé qué sería peor: que Gavin no entienda cual es el problema con el comportamiento del señor Pratt, o Gavin exigiendo saber dónde vive para poder matarlo mientras duerme.
Así que es agradable hablar con una mujer que realmente puede compadecerse del problema sin intentar jugar a ser el señor arreglatodo.
Roxy se rie entre dientes y hace muecas en todos los momentos adecuados de mis historias. Por muy buen amigo que se esté volviendo Gavin, hay algunas cosas que la mayoría de los hombres simplemente no entienden.
–Creo que cambiar de ropa ayudó un poco– digo al terminar.
–Zapatos planos en lugar de tacones, brillo de labios rosa en lugar de lápiz labial rojo, pantalones de vestir en lugar de falda. Y una camisola debajo de la blusa para asegurarme de que no se vea el escote–
No es que el señor Pratt no haya buscado. Prácticamente se rompió el cuello tratando de ver bajo mi cuello en la reunión del almuerzo del miércoles.
–¿Entonces ha dejado de tocarte el trasero y actuar como si fuera un accidente? –
–No, pero lo hace con menos frecuencia. Aunque ha empezado a soltar todos esos comentarios pasivo-agresivos, como “¿Dónde es el funeral, jeje?” o “Oh, te veías tan dulce antes, ¿Qué pasó?” O mi favorito personal: “No necesitas vestirte como monja, cariño. Deberías disfrutar de esa increíble figura mientras dure” Así que lo considero una mini victoria–
–¡Que imbécil! – Roxy pone los ojos en blanco. He tenido clientes desagradables antes, pero sabía en lo que me estaba metiendo cuando empecé a trabajar en “Las reinas gatitas” No te rompiste la cabeza en la universidad solo para aguantar a un viejo pervertido. Y los clubes de striptease tienen un portero que puede intervenir si alguien se pone demasiado alborotador. En tu trabajo, estas sola. Peor que sola, en realidad, ya que el problema es con el tipo que se supone que te protege. No es que no haya tenido algunos jefes manoseadores antes…–
Cuando me dijo por primera vez que era una stripper, apenas pestañeé. Una vez que la conoces, parece la profesión más obvia del mundo para ella. Es extrovertida, hermosa y segura de sí misma, con un toque de niña salvaje. Lo único que me sorprendió fue que no usara un eufemismo más discreto, como bailarina o artista exótica o algo así. Entonces, de nuevo, no hay nada de sobrio en Roxy.
Me trago mi trago de vino. No es genial, no está lejos del reino de un Chuck de dos dólares, pero me ha relajado bastante bien. –A veces pienso que nunca se puede ganar con los hombres– añado.
–Palabras de maldita sabiduría– Roxy suelta una carcajada acre, mientras le sale humo por la nariz. Me recuerda a la femme fatale de alguna película negra. O a un dragón con lencería cara.
Vaya, creo que me estoy emborrachando un poco. Tal vez por eso de repente siento la necesidad de hablar de Gavin. –A veces no son tan malos, sin embargo–
–¿Te refieres a la decoración? Los chicos son excelentes accesorios– Ella asiente, sus pendientes de araña rebotan.
–No, quiero decir… He estado saliendo con Gavin, y la verdad es que es bastante genial. Ahora hacemos yoga juntos casi todas las mañanas. Y mañana va a ir a un restaurante vegetariano conmigo, aunque claramente es un tipo de persona que prefiere la carne y las papas fritas– me doy cuenta de que una sonrisita tonta tira de las comisuras de mi boca. Es tan extraño. Cuando salgo con él, tengo una especie de brillo misterioso durante el resto del día. Me hace reír, y Dios sabe que me vendría bien reírme un poco con la seriedad de mi trabajo.
–Es genial que no te haya jodido todavía– dice Roxy, con un tono abruptamente tenso. –Pero el sigue siendo malas noticias. Pregúntale a cualquiera de las chicas de aquí–
–Ha sido un perfecto caballero hasta ahora– Bueno, no perfecto, pero lo suficientemente bueno para el trabajo del gobierno. –Solo somos compañeros de entrenamiento–
–¿Crees que es tu amigo? Siento reventarte la burbuja, cariño, pero no se molesta con las mujeres por nada más que lo obvio. Trabaja por una recompensa que en pieza con “C” y termina con “oño”. Sal de aquí mientras puedas–
Una vez más, me pregunto de donde viene toda esa rabia apenas reprimida. Pero sobre todo estoy molesta. Roxy me habla con condescendencia como si fuera una ingenua chica de campo que no sabe ni lo que hace. He conocido a muchos hombres de mierda, muchas gracias, y me gusta pensar que ya puedo verlos venir. Soy suficientemente mayor para tomar mis propias decisiones y lo suficientemente inteligente como para no meterme en problemas. Además, por una vez en mi vida, quiero hacer algo realmente poco práctico, como tener un descapotable en Seattle. Quiero decir a la mierda y simplemente divertirme.
–Se que es un playboy– digo, un poco más irritable de lo que pretendo. –Lo sabía cuando empecé a salir con él. Un chico no tiene que ser perfecto si todo lo que busco es un amigo casual. No es como si nos fuéramos a casar, simplemente es agradable tener a alguien con quien comer a veces–
Esa es parte de la razón por la que Gavin puede ser tan refrescante. Ninguno de los dos tiene que ser perfecto. Ni siquiera tenemos que actuar perfectos. Nosotros no estamos actuando ni evaluándonos mutuamente. Podemos simplemente disfrutar de las partes buenas de la personalidad del otro y no molestarnos en estresarnos por las partes malas.
Al mismo tiempo, sin embargo, una pequeña voz en mi cabeza susurra: Tal vez Roxy tenga razón. No puedo evitar recordar cuan obviamente Gavin estaba mintiendo cuando dijo que tenía amigas. Tanto la verdad como el hecho de que mintiera al respecto son posibles malas señales.
Intento ignorar esa voz molesta mientras termino mi punto. –No me engaño pensando que mi v****a mágica curará sus malas costumbres de mujeriego. Acabo de escapar del infierno de los novios; no volveré a ver si está congelado desde la última vez que lo revisé. Estoy a dieta de no hombres hasta nuevo aviso. Así que, si Gavin intenta meterse en mis pantalones, le diré que está ladrando al árbol equivocado, y puede quedarse cien por ciento platónico o irse a la mierda– Miro a Roxy con mucha atención. –¿A menos que intentes decirme que tenga cuidado con drogas en mi bebida? –
–No, no. Gavin no es nada de eso– Deja caer la colilla de su cigarro y la aplasta hasta convertirla en una pequeña mancha engreída con la punta de su zapato. –Es un tipo de poca monta. Lo suficientemente malo como para hacerte sentir lastima por ti misma después, pero no lo suficiente como para que nadie más sienta lastima por ti–
Cada vez hay más preguntas que me llegan a la cabeza, así que elijo una de las menos entrometidas. –Si es tan horrible, ¿Por qué vives en su edificio? –
Sus labios pintados de fucsia se aprietan en una línea –Ya llevaba años viviendo aquí cuando Gavin lo compró. El hecho de que terminara siendo mi casero es una total coincidencia–
–Así que múdate y encuentra un lugar mejor–
El tono más duro se dibuja en su boca. Pura terquedad amarga – ¿Por qué debería ser castigada por sus tonterías? Yo estuve aquí primero, y no voy a ir a ningún lado si no he hecho nada malo. Hará falta mucho más que un imbécil molesto para echarme de mi propia casa–
Bien, bien, pienso, asintiendo con la cabeza un par de veces. ¿muy a la defensiva?
Mi impresión del verdadero Gavin no se parece en nada a lo que dijo Roxy cuando me mudé por primera vez. Claro, es un perro cachondo y parece un poco inmaduro, pero es divertido, y no puedo negar su atractivo visual. Casi me río cuando lo recuerdo intentando ponerse en la posición del perro boca abajo. ¿Qué daño podría haber en simplemente pasar el rato con él? ¿Su actitud relajada y juguetona no es más que un acto de Jekyll y Hyde, que me da una falsa sensación de seguridad? ¿O podría Roxy estar exagerando?
Cuando le pregunté a Gavin por los trapos sucios de él y Roxy, se negó rotundamente a entrar en detalles, lo que hace que mi imaginación vuele. ¿Es Roxy la villana de esa historia, me pregunto, o lo es Gavin? Intento descartar la idea. La vida real rara vez es tan sencilla.
Pero mi curiosidad sobre qué relación tenían todavía me vuelve loca. Roxy insiste tanto en que Gavin no “hace” amistades con mujeres, así que, si alguna vez fueron amigos, Gavin debe haber dejado que su lujuria se interpusiera de alguna manera.
–¿Son examantes? Por lo que sé, podría ser su hermana. Eso espero. Por alguna razón, la idea de que Gavin se acueste con esta mujer me molesta, aunque su vida s****l no es asunto mío. Aunque no debería importarme si Roxy, con sus pechos inflables, su maquillaje de panqueque y un cuerpo playero mucho mejor que el mío, es su “tipo”. Porque si lo es, yo definitivamente no lo soy, con mi armario lleno de trajes y sujetadores y bragas sencillos.
Dejo mi copa de vino, sacudiendo la cabeza. ¿Qué demonios me pasa? Solo pensar en Roxy así me hace sentir como una gran perra. Hizo lo posible por hacerse amiga de la chica nueva del barrio, vino aquí para compartir el vino que compró con su propio dinero duramente ganado, que probablemente tuvo que sacarse de la raja del trasero después de una larga noche de baile, y aquí estoy yo siendo maliciosa.
Las demás no son el enemigo, me recuerdo. Pero no puedo deshacerme de este sentimiento territorial. Escucharla hablar mal de Gavin me enoja, y no solo porque implica que soy demasiado tonta para darme cuenta de que estoy entrando en una trampa.
Al diablo. A riesgo de abrir la caja de pandora, pregunto: –Entonces, ¿Cuál es tu problema con Gavin? ¿Qué pasó para que lo odies tanto? – si Gavin no satisface mi curiosidad, tal vez Roxy le interese revelar chismes. Ciertamente parece tener fuertes sentimientos que necesitan desahogarse.
Se queda muy quieta, con la mano a medio camino de sacar otro cigarrillo de su paquete. Ya me arrepiento un poco de mi pregunta: mezclado con la expresión de odio de Roxy, vislumbro algo oscuro, como dolor. O tal vez vergüenza.
Finalmente murmura: –Solíamos salir. Mas allá de eso, digamos que cometió un error y trató de achacarme las consecuencias–
Así que eran amantes. Debió haber sido una de las muchas aventuras de una noche de Gavin. Solo otra conquista. Me recuesto, tomando un largo trago de vino mientras intento pensar en una respuesta. La vaga respuesta de Roxy no ha aclarado nada, y me siento mal por haberle preguntado en primer lugar.
Al final, no se me ocurre nada que decir aparte de: –Siento que te haya pasado eso–
-Preocúpate por ti misma, cariño…solo intento protegerte– Roxy extiende la mano para apretarme el hombro, con cuidado de no pincharme con sus garras. Sus ojos oscuros, sombreados por el brillo, son mortalmente serios. –No quiero ver otra chica lastimada por ese idiota. Es un hombre-niño y te arrastrara con él. Es el centro del maldito universo; todo lo que importa es lo que él quiere, y al diablo con todo lo demás. Eres una gran chica inteligente en camino a una gran carrera. No dejes que te distraiga. No dejes que se interponga entre lo que tú quieres de la vida. No dejes que te convenza de que sus cosas son más importantes que las tuyas. Y lo intentará, créeme. Tiene una forma de hablar: de lo bueno a lo malo y de lo n***o a lo blanco. Las mujeres hacen lo que él quiere mientras piensan que fue idea suya.
Perpleja, asiento con seriedad. –De acuerdo– No es una promesa de tomarme en serio sus palabras; no es estar de acuerdo con nada. Solo un reconocimiento de que la he escuchado.
Ella y yo terminamos la botella de vino en silencio. Sigo pensando en que esta siendo paranoica. Lo que sea que haya pasado entre ella y Gavin, envenenó el pozo bastante bien. Pero ¿de dónde vino esa contaminación en primer lugar? ¿De ella o de él? A veces, las rupturas no son culpa de nadie. Sin escuchar toda la historia, no hay forma de saber cuánto peso darle a la advertencia de Roxy. Incluso un estudiante de derecho de primer año sabe cuánto sesgo personal puede distorsionar un testimonio.
Niego con la cabeza con un suspiro irónico: ya estoy pensando en esto en términos de declaraciones, pruebas y juicio. Debería desconectar mi cerebro por completo, cambiar la conversación a cosas más ligeras y disfrutar de mi noche libre improvisada. Y mañana, incluso podría preguntarle a Gavin cuando podemos volver a salir.
No voy a alejarme de mi amigo solo por que su amargada ex me lo dijo. Soy una mujer adulta, puedo cuidarme sola, incluso con un tipo como él.
Pero todavía no puedo arrancar la pequeña semilla de duda que Roxy ha plantado.