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Estocolmo: Obsesión

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Blurb

Aurore Anderson, una hermosa joven que sueña con convertirse en una super modelo, una chica normal con metas y sueños que ama a su prometido, Dante Benedetto, un mafioso y lider criminal que no muestra compasion por nadie.

Aurore ha sido secuestrada y forzada a vivir una pesadilla en la busqueda de volver realidad su mas grande sueño, Dante ha puesto sus ojos en esa chica inocente y decidida que ha caido en sus garras.

Una obsesión perversa, un torrido romance que florecio en medio de la desesperacion, ¿Amor o sindrome de estocolmo? la linea es tan delgada que dificilmente se notara la diferencia.

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Un dulce sueño
Aurore Anderson: una chica de 18 años de edad, estudiante de último año en su colegio, una chica sencilla, un poco despistada pero muy buena hija, es de una familia muy humilde que no viven con muchos lujos, tiene un hermano pequeño llamado Daniel de 10 años, él es estudiante de primaria, vive con su madre llamada Naomi de 40 años, ella trabaja haciendo aseo en las oficinas de un reconocido bufete de abogados en la ciudad de Oxford, y su padre llamado Kalman de 44 años, éste trabaja de maestro en una construcción, no tienen grandes lujos, pero son muy unidos y les basta con lo que tienen.   Aurore tiene una sana relación desde hace casi un año con Aaron Barnes, un chico de 20 años que estudia ingeniería en administración en la universidad de Oxford, ya está en su tercer año gracias a un crédito fiscal que le fue otorgado por el estado, es hijo único y huérfano de padre ya que este se fue al saber que “su novia”, en aquel entonces, estaba embarazada, su madre trabaja junto a la madre de Aurore desde hace años; ambas son muy buenas amigas así que de ahí nació el interés de ellas en que Aaron y Aurore estuvieran juntos, nunca los presionaron ni nada por el estilo, solo dejaron que las cosas se dieran entre ellos dándole uno que otra ayuda.   —      ¿Siempre vas hacer así de celoso? —pregunto la azabache con los brazos cruzados.   —No son celos tonta —respondió frunciendo levemente el ceño.   —      ¿Entonces por qué no me dejas hacerlo? —posó sus delgados brazos alrededor del cuello del joven.   —Porque no me gusta Aurore, ¿Crees que quiero que otros hombres te estén viendo en ropa interior y esas cosas? — posó sus manos de manera posesiva en la cintura de su novia.   —No solo usan ropa interior —replico Aurore.   Ese tema siempre era discusión entre la joven pareja.   Aurore desde que tenía unos 10 años se le fue desarrollando un tipo de “fanatismo” por la moda, por los trajes de baños, las carteras y todos esos atuendos que salían cada cierta temporada, aunque la mayoría de las veces no los pudiera comprar por lo costosos que eran, es fanática por las fotografías por eso donde había una cámara ahí estaba la azabache, su sueño y gran meta es ser una modelo mundialmente reconocida y esa idea a Aaron no le gustaba, pues era muy celoso, aunque no se lo demostrara a ella.   —Por favor Aurore, no quiero volver a discutir… —respiro hondo y de forma delicada pesco el rostro de la azabache entre sus manos— mira mañana me voy a Londres por una semana y no quiero irme molesto contigo, ¿bueno? – dijo el joven.   —Bueno… —dijo Aurore un poco desganada— ¿Me vendrás a buscar? – cuestiono.   —Claro, vendré por ti después de clases, te estaré esperando en la plaza – afirmó Aaron.   —Bien ya tengo que entrar, están por tocar el timbre — informo la azabache.   —Bien… —le dio un beso— te amo —dijo abrazándose más a la cintura de ella.   —Yo también —le susurro casi en los labios.   Aaron solo sonrió y la vio marcharse, realmente estaba enamorado de Aurore y ella también lo estaba de él, mañana se iría por una semana a Londres, eso significaba una semana sin Aurore y eso lo desesperaba, entonces hoy arreglaría todo para estar con ella toda la noche… le tenía una sorpresa y necesitaba dársela antes de irse.   Se fue rápidamente a la universidad, en la última hora de clases le dieron los detalles del vuelo, la estadía, la hora y el punto de encuentro donde deberían reunirse, la universidad tenía un convenio con una prestigiosa empresa en Londres y ellos pidieron a los alumnos con las mejores calificaciones en la carrera para ponerlos a prueba durante una semana, y en un futuro, asegurarles una vacante donde se pudieran desempeñar, y por supuesto, ahí estaba el rubio, las horas pasaron rápidamente, tomo el transporte público para llegar a la plaza donde se juntaría con Aurore nuevamente, se sentó y espero a que ella llegara, al cabo de largos minutos la vio venir.   —Tardaste —dijo al saludarla con un fugaz beso.   —Lo sé y lo siento mucho… —dijo, correspondiendo el saludo— esa maestra de química me odia, me dejo un trabajo enorme — decía haciendo un puchero con su labio inferior— y lo peor es que lo quiere para el lunes a primera hora – dijo con pesar.   —No te preocupes, yo lo hare por ti – ofreció Aaron.   —Pero como, si mañana te vas a Londres y regresas el próximo domingo.   —Mierda lo olvide por completo —cerró los ojos al pensar que estaría toda una semana sin ver Aurore y más aún… sin tocarla— Aurore, te tengo una invitación —sonrió pícaramente, olvidando por completo la tarea de la azabache.   —      ¿Y cuál sería esa invitación? —pregunto sonriendo de la misma manera.   —Le pedí permiso a tu madre para que durmieras esta noche conmigo… —sonrió al ver el sorprendido rostro de la jovencita— sabe que mañana me voy y todo eso – dijo con tristeza.   —      ¿Y qué te dijo? —pregunto.   —      ¿Qué crees tú? —le cuestiono devuelta alzando una ceja.     —Bueno creo que no se opondría, después de todo ella sabe… que tú y yo… ya… —chocaba sus dedos índices al recordar el bochornoso momento en que su madre e Aaron la acompañaron a su primera cita con el ginecólogo— pero, ¿Qué dijo mi papá? —pregunto nerviosa al olvidar gran “detalle”   —Tranquila que tu mamá le dirá que te quedaras donde tus compañeras, así que esta todo arreglado —la apretó más a su cuerpo.   —Pero al parecer no nos quedaremos tampoco en tu casa… ¿o me equivoco? – cuestiono Aurore.   Aaron solo sonrió complacido ante la curiosa insistencia de su novia, pero no le diría nada pues como le había dicho anteriormente, era una sorpresa, la llevo a tomar un helado y cuando ya eran cerca de las seis de la tarde, fue a dejarla a su casa, iban subiendo la larga escalera para llegar al hogar de la azabache y se encontraron con la madre de ésta barriendo fuera de la sencilla propiedad.   —Buenas tardes mamá —saludo Aurore.   —Hola hija, hola Aaron —dijo sonriendo de manera cálida.   —Hola señora Naomi – saludo.   —Y ¿Cómo están para esta noche? —pregunto sonriendo, haciendo sonrojar por completo a su hija.   —      ¡Kya! Mamá, ¿pero qué cosas dices? —decía la azabache poniendo ambas manos sobre su cabeza.   —Tranquila hija, solo estoy bromeando – dijo entre risas la mujer.   —Que linda forma de bromear la tuya —dijo con una mirada llena de ironía.   —Bueno Aurore, paso por ti a las nueve, ¿te parece? – dijo Aaron.   —Si, a las nueve está bien – Aurore sonrió.   —Bien —le dio un fugaz beso—. Adiós señora Naomi.   —Adiós hijo, mándale saludos a tu madre.   —En su nombre. —grito cuando ya iba bajando las escaleras.   Aurore entro a la casa seguida por su madre. Se sentó en el comedor a cenar con su padre que había llegado recién del trabajo.   —Mamá ¿Dónde está Daniel?   —En su habitación.   —      ¿Acaso ese jovencito no piensa bajar a cenar? —pregunto el padre de la azabache.   —No, se tomó una leche y se comió unas galletas hace poco. Cuando tenga hambre le serviré.   Comenzaron la cena. Estaban en silencio, Aurore quería decirle a su padre que esa noche “se quedaría con sus amigas” pero le daba miedo que se enojara, o peor aún… que pensara mal o desconfiara de ella. Decidió que al término de la cena le diría.   —Así que creo que el próximo mes subirán los sueldos —dijo contento Kalman.   —Eso es fantástico querido, ese dinero extra nos vendrá muy bien.   —Me alegro mucho papá. Por fin valoran todo tu esfuerzo —dijo sonriendo la azabache.   —Yo también estoy contento hija —le sonrió— Y… que me cuentas, ¿Cómo te fue hoy en clases?   —Si muy bien, nos dieron un trabajo sumamente largo —dijo un poco nerviosa—. Así que quería saber si me puedo ir a quedar a casa de Danna esta noche.   —Hoy, ¿viernes? —alzo una ceja, pues él no tenía ni un solo pelo de tonto. Aurore dudo en que podría juntarse con Aaron esa noche pues la cara de su papá no le decía nada bueno.   —Hable con la madre de Danna. Ella las cuidara —interrumpió Naomi tomando la mano de su esposo.   —Si es así, entonces ve —le sonrió no muy conforme a su hija.   —Gracias, entonces me iré a bañar —se puso de pie—. Danna me estará esperando a las nueve.   —Ve hija —le dijo su padre y con una sonrisa de aprobación, Aurore subió rápido a su habitación.   Entro a la acogedora pieza y lo primero que hizo fue hablar con Aaron y decirle que no la fuera a buscar a la casa, que la esperara en el comienzo de las escaleras ya que su padre suponía que ella se quedaría con Danna. Luego de finalizar la llamada lleno la tina y se relajó ahí por varios minutos. Al salir de la ducha fue directo a su cajón y escogió la lencería más sexy que tenía. Un conjunto de ropa interior diminutamente pequeño, de color rojo intenso con transparencias y pequeños detalles de encajes. Se puso unos jeans azul oscuro, muy ajustado a su cuerpo, unos altos botines de aguja negros, una blusa blanca y ajustada y sobre está una chaqueta negra. Se miró al espejo y sonrió al verse tan sexy. Se sentó y maquillo levemente, delineo sus ojos y pinto de un color rojo brilloso su bien formado labio. Ya eran las ocho y media, así que antes de irse decidió ir a ver a Daniel. Toco la puerta de la habitación de su hermano y luego de un “adelante” lo hizo.   —Hola Daniel.   —Hola hermana, oye porque estas tan linda… ¿acaso vas para algún lado? —pregunto rápido al verla tan arreglada.   —Me voy a quedar a casa de Danna —dijo sonriendo, pues su hermano era muy curioso.   —Aurore ya no soy un niño. Apuesto que te juntaras… —no alcanzo a completar su frase al ser interrumpido por su hermana.   —Por supuesto que lo eres —rio nerviosa y revolvió con rabia el cabello del pequeño al ser tan astuto— pórtate bien Daniel… y no le digas nada a papá —le pidió a su pequeño hermano antes de salir de su habitación.   Bajo las escaleras y vio a sus padres sentados en la pequeña sala del humilde hogar viendo televisión.   —Son veinte para las nueve, ¿ya te vas? —pregunto Naomi.   —Sí, bajare antes, Danna vendrá por mí.   —      ¿Y tienes que ir tan arreglada a estudiar? —miro interrogante Kalman. Y la azabache se tensó.   —Querido tiene que ir bonita, después de todo Aurore es una adolescente. —dijo Naomi.   El ambiente tenso que se formó por unos instantes se esfumo gracias a la interrupción de Naomi. La azabache se acercó a su padre y se despidió de él.   —Pórtate bien y cuídate —le dijo en un tono serio.   —Siempre lo hago, papá —respondió. Y este le dio un beso en la frente.   —Vamos Aurore, te acompaño a la puerta —dijo su madre y la azabache asintió. Una vez afuera.   —      ¿Tomaste tus pastillas? —pregunto haciendo que la joven se ruborizara por completo.   —      ¡Mamá! —Naomi solo sonrió— ¿Por qué preguntas esas cosas? —la madre de a azabache sonrió al ver el avergonzado rostro de su hija—, ¿tú sabes algo de la sorpresa que me tiene Aaron?     —Sí, pero no te puedo decir nada. Ahora ve… que se hace tarde.   —Gracias mamá —le dio un fuerte abrazo y se fue.   Comenzó a bajar lentamente las escaleras, pues los altos tacones que llevaba puestos no le permitían bajar tan rápido como ella deseaba, así que para no caer bajó prácticamente apoyada en la muralla. Diviso una cabellera plateada y sintió como si tuviera miles de mariposas en el estómago. Sonrió para sí misma, pues por unos momentos sintió como si fuera la primera vez que lo veía.  

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