Al sentir que el cuerpo a su lado se incorporaba Edward abrió vagamente los ojos, escuchó los pasos que recorrían la habitación para culminar en el sonido seco de la puerta del baño que se cerraba. Se encogió entre las cobijas con las mejillas sonrojadas y el corazón acelerado, prácticamente había pasado la noche en vela pensando en su encuentro con Derek . Nada más que eso. No había dejado de pensarlo, sentía las caricias vivas sobre su piel y los labios húmedos en su boca. Quería estar nuevamente con él, hallarse en sus brazos y permanecer así toda la eternidad, mantenerse en esa nube de felicidad que representaba el pelinegro. Se incorporó un poco sacudiendo la cabeza, no debía pensar en él, no cuando Brian estaba a su lado. Ni siquiera le había podido sostener la mirada a su esposo,

