Ese día se había convertido en el que más quería evitar Edward, ese que le hubiese gustado borrar del calendario. Le costaba respirar, entrelazar ideas de manera coherente e intentar vocalizar algo que le liberara de la presión que sentía. De solo imaginar lo que iba a suceder en unos minutos su corazón se estremecía y una tristeza le llenaba. Al detener el auto observó la puerta de aquella casa que había presenciado sus tantas uniones, esa en la que había iniciado una historia que ahora iba a terminar.
Al bajar se quedó junto al auto incapaz de dar un paso, entrar aquella significaba acabar con todo, dar fin a aquello que le había llenado de felicidad, a ese hombre que había cambiado su mundo por completo. Sus piernas no querían moverse hacia la casa, su corazón repetía que no tenía que
