Kaeden maldijo cuando la llamada volvió a ir directamente al buzón de voz. Su madrastra, esa malvada, debía de haberle dicho que no le hablara por la demanda que le iba a interponer. Le daba igual; podía pagarla sin tocar el dinero de su familia. Tras hacerse cargo de la cadena hotelera y convertirla en una de las más exclusivas y lujosas, nunca tuvo que rendir cuentas a su familia por nada de lo que hizo. No es que hubiera hecho ni la mitad de las cosas que se habían dicho de él. Tuvo suerte de provenir de una familia unida, comprensiva y cariñosa, a diferencia de Maggie. La preocupación lo atormentaba. La forma en que hablaba de Elena, llamándola «madrastra monstruosa», le hacía pensar que aquello era algo más que una simple advertencia por la demanda. Algo más estaba sucediendo, y quer

