Siento mi corazón golpeando en mis oídos como un tambor y un pitido ensordecedor, resonando con fuerza y aturdiéndome por completo. El terror se ha vuelto casi palpable y pesado, tanto, que siento como si tuviera una enorme carga sobre mi espalda; una carga que me cuesta soportar y vuelve mis piernas frágiles y débiles, amenazando con dejarme caer al suelo de un momento a otro. Tomando el valor necesario que requiero para hacerlo, me atrevo a abrir los ojos para ver a qué le ha disparado. Sé que no ha sido a mí, obviamente, pero sé que es un tipo de advertencia que utiliza para darme un escarmiento; para mostrarme lo que me puede pasar si hago algo indebido o si a él simplemente le place. El cañón del rifle está al lado de mi mejilla, casi rozándola, por eso la detonación ha sido más fue

