Llegamos a las doce del medio día a un hotel, se veía bastante lujoso desde afuera, me empecé a arrepentir de lo que estaba apunto de hacer. Fue tal vez una fantasía que tuve, cuando sucedió eso con ella en la oficina, pero ya hacerlo era diferente.
Ella estacionó su carro en el parqueadero yo la seguí hasta la entrada del hotel donde el vigilante nos miro a ambos y nos dejó pasar.
Parecía conocer muy bien este lugar, me hacía sentir muy inseguro, muchas cosas pasaban por mi cabeza, cuando la vi por primera vez sentía ese respeto hacia alguien superior, pero ahora sentía nervios por lo que haría.
Yo me estaba aprovechando de sus problemas, y no sabía cómo esto terminaría, era un misterio para mí que seríamos a partir de ahora.
No sé que tipo de habitación pidió, pero no parecía querer volver a su casa hoy. Ella tenía otras planes para mí, me puse un poco nervioso, me sentía como esos chicos que tienen sugar mamy, en mi caso ella tal vez tenía unos cinco años más que yo, pero no me veía de esa manera.
—Podemos hablar de lo que pasó, en otro lugar.
Ella me miró de pronto y me respondió.
—Tu sabias a lo que venías cuando te subiste a mi carro, pero si te escuché mientras parloteabas. Estás en serios problemas, si no te ayudo te echarán toda el agua sucia a ti. Vamos a hablar sobre eso ahora.
Ella si me había escuchado y parecía normal, me impresione, pensé que estaba triste o algo asi. Solo la seguí mientras camino a la recepción y hablo con la persona encargada. Un hombre joven casi de mi edad, ojos negros y cabello castaño, flaco y con algo de barba, me miraba de arriba abajo. Era obvio que notaria la diferencias entre ambos. Ella vestía un traje de oficina. Yo era un muchacho con un jean y una camisa manilarga, con una cara de niño aún, parecía que todavía era un estudiante universitario que apenas salía de su casa.
—Mmmm, ¿que tipo de habitación va a pedir?
—Por favor, una para parejas.
Estaba decidida a todo, era increíble hasta donde mi imprudencia me había llevado, aunque en el fondo no me arrepentía de lo que haría con mi jefa, ella era bonita y a veces hablaba de una forma muy sensual.
Ella me tomo de la mano, pero no fuimos a la habitación, salimos del hotel hacia otro lugar de allí. Tuve una sensación extraña, estaba en un lugar que no era para mí. En un sitio así cualquier cosa valía más que yo. Tenía miedo de hacer algún daño y tome de la mano con fuerza a mi jefa.
[...]
De un momento terminamos en un restaurante cerca al hotel. Me sentía extraño al estar en un lugar así, por lo que veía en la televisión la comida no era mucha, ni muy rica que digamos, todo quedaba en manos del chef y para alguien como yo pues era una expectativa que me daría.
Había muchos cubiertos en la mesa, no sabía cómo utilizarlos, estaba perdido en un lugar que no era para mí.
Todo fue aun peor, cuando llegaron los platillos quedé sorprendido. Una Matica parecida a menta, un pedazo de carne, y una porción de arroz con algo extraño por los alrededores y vino.
Me reí en mi mente, pasaría hambre el día de hoy eso no era ni la mitad de lo que daban en un restaurante normal, ni en mi casa comía tan poco.
Mi jefa comía tranquilamente, con unas cucharas de tamaño medio, yo me disponía a seguir sus movimientos, tampoco iba a parecer un ignorante en ese lugar, pero ese almuerzo no duró ni cinco minutos.
No entendía como podían llamar algo así almuerzo.
Las mayoría de las mesas estaban desocupadas.
Cuando el mesero trajo la cuenta casi me da algo al ver la factura, 80 dólares en dos platos. Casi medio salario en algo tan simple. Ella pago la cuenta con su tarjeta de crédito.
La mire a los ojos, tratando de comprender que quería hacer con eso.
—Bueno, solo es un ejemplo, para los de los cargos más arriba no es nada, pero para ti es mucho. Así mismo es que echen de la empresa, ya que estamos aquí estoy dispuesta a escucharte.
—¿Y después de esto que seremos los dos, amantes o novios?
Ella se rio al escuchar eso.
—¿En serio amantes o novios?, Por favor... esto no sucederá mas, solo es....
No la deje terminar, cuando hizo esa pausa, se empezó a entristecer su mirada empezó a caer y de una hable, para tranquilizarla.
—Esta bien lo admito soy algo pretencioso, es imposible que alguien como usted quiera algo serio con un desconocido, pero yo tengo mis condiciones, solo quiero que me ayude a solucionar este problema y necesito un ascenso en dos meses, yo me dedicaré a aprender lo necesario, es muy molesto estar en esa sala con esos dos.
Ella se quedó pensando tal vez en lo de mi ascenso y me respondió.
—Lo pensaré, solo déjame escuchar ¿que viste en ese lugar?
Empecé a recordar para describir lo que vi los primeros días en que entre.
—Bueno ellos dañaron algo y me hicieron repararlo, creo que eso pertenecía a los pisos donde se han presentado fallas, no lo sé muy bien. Solo necesito que un supervisor vaya a ver eso nada más, no quiero ir a la cárcel y dañar mi hoja de vida.
Ella parecía incrédula ante mis suposiciones.
—Esta bien, le pediré al supervisor que le dé una miradita a lo que tú dices, pero ¿porque arreglaste eso? Es bastante extraño eso viene hecho de fabrica y que tú lo hayas arreglado, es algo bueno, pero te perjudica un poco.Si en estos días pasa algo, dirán que fuiste tú. Es complicado será tu palabra contra la de ellos, pero veré que puedo hacer por ti.
[...]
El tiempo se nos pasó hablando, estuvimos charlando acerca de mi problema. Lo que debía hacer de ahora en adelante, para evitar que me echaran el agua sucia. Ella no podía mostrar favoritismo por mi, pero era la jefa y me ayudaría a resolver esto utilizando las otras dependencias que se encargaban de monitorear y vigilar todo.
Eran casi las cuatro de la tarde y estuvimos allí sentados por varias horas. Un mesero nos llevó una botella de vodka, parecía cortesía de la casa.
—Eh...está bien que tome, digo no es bueno. Prefiero estar con alguien sobrio, que usted tome me hace sentir menos, ¿en verdad estoy tan mal?
—No te preocupes, no tomaré mucho, solo un poco.
Ella tomó la botella y lleno una vaso de cristal que había dejado los meseros. Y así se tomo uno, dos, tres, cuatro. Hasta que terminó la botella y pidió otras dos más. No supe si se tomo las dos, pero ya están mareada, y comenzó a hablar.
—Naci el 12 de agosto del 1991.......estudie en una universidad de Estados Unidos.....fue graduada con honores..........tengo dos carros y un apartamentos........mis padres están fuera del país......y quién sería mi prometido me engaño con una gata...... y quién sabe con quién más.....soy la jefa de unos tontos chismosos.
Así se la paso por varias horas. Yo trataba de evitar que siguiera tomando, pero no pude, ella me miraba con esos ojos claros y me sentí intimidado, si me ponía a forcejear la gente se podrían a vernos raro. Cuando mire las ventanas al alrededor ya se había oscurecido todo.
De tanto escucharla los meseros ya se sabían toda su historia, la repitió tanto como un disco, varías veces.
Ya no podia dejarla tomar y trate de levantarla para que nos fuéramos tomándola de las manos, pero ella no quería, era impresionante. Apesar de todo trato de mantenerse sería y que no se notará que en verdad le dolió la traición de su novio. Ella estaba muy afectada por eso. Toda la tarde quiso mantener la compostura, pero llegó un momento en que no pudo más. Fue muy triste verla de esa forma. Decidí volver a intentar irme con ella, pero está vez de una forma amable la tome de las manos y la bese en la boca, como si fuera su novio y le hable al oído, separando su cabello castaño un poco.
—Jefa, vámonos ya es suficiente, vámonos.
No me respondió nada estaba en silencio con la mirada perdida.
Con la cabeza hizo un gesto como diciendo si.
Al ver que me contesto, decidí hablar con los meseros y cuadrar el pago, solo había que pagar las bebidas que ella se tomo. Todo fue gracias a esos descarados hicieron que ella empezará a tomar regalándonos esa botella.
—Me pasa la cuenta por favor.
—¿Quien va a pagar ?
—Ella, pero está muy tomada, no soy capaz de tocar sus cosas.
El hombre alzó una ceja y me comenzó a preguntar.
—¿No es su novia?
—Eh... eh..si, pero yo no me se su clave.
El me miró como el recepcionista, de arriba hacia abajo.
—No se...que tal si lava los platos, no podemos dejarlos ir así.
Llegué hasta el punto en que ellos no querían perder nada, pero no me importo, estaba dispuesto a hacer lo que fuera.
Mientras discutía con el mesero, oí que se rompió algo, voltee a mirar y era mi jefa, estaba en el suelo. Los dejé hablando entre ellos y corrí hasta ella.
De alguna manera la mesa se había caído con las botellas y las copas. Ella tenia sus manos apoyadas sobre el piso donde estaban los vidrios. Trate de levantarla y tenía una mano cortada. Se veía muy decaída.
—Jefa, por favor levántese vámonos todo está bien.
Las personas que estaban en el restaurante presenciaron todo los paso a esa hora, fue un poco vergonzoso.
Uno de los meseros fue hasta nosotros y trato de limpiar sus manos, pero tenía una herida bastante abierta, y no paraba de sangrar.
El nos llevo hasta otro sitio del restaurante. Allí le pararon el sangrado con sal, y le vendaron las manos, fue uno de los meseros, un hombre de edad y canoso, algo gordito.
—Bueno, por lo que veo tu novia, es alguien importante, déjame algo de valor y cuadramos mañana, no les impediremos que se vayan.
Lo único que tenía era mi celular de un valor aproximado de 180 dólares y se lo di.
—Es lo más asequible que le puedo dar.
El lo acepto y lo guardo en algún lugar.
Con eso el nos dejó salir, pero la gente que habia llegado al restaurante y vio lo que pasó nos empezó a mirar. Todos querian saber que estaba pasando, pero yo trate de evitar que se dieran cuenta que ella estaba embriagada. Puse mi mano alrededor de su espalda como si fuera su novio.
[...]
Llegamos a la recepción del hotel después de caminar una calles, yo desconocía el nombre de mi jefa, ni siquiera sabía eso, solo me refería a ella de esa forma. La persona encargada era otra, no era la misma que vimos hace unas horas. Ella era una mujer de cabello lasio y n***o, ojos negros y piel morena.
—¿Me disculpa cual es su nombre?
—Eh...no lo sé ella está mareada por los tragos. Creo que pidió un cuarto para pareja casi a las doce del día.
Aquella mujer me miró y empezó a buscar hasta que creo que lo encontró. Aunque parecía dudar de mi, y tenía razón yo iba con una mujer ebria a un cuarto, y no parecía su novio.
—Charlotte, está en el piso 4, cuarto 402, especial de parejas.
Ella me dio la llave que era bastante llamativa tenía un tipo de llavero en forma de corazón.
Desde allí empecé a pensar en que tipo de habitación estaríamos.
Caminamos hasta el ascensor y otras personas entraron con nosotros, nos hicimos en la parte de atrás y ella me comenzó a abrazar. Yo le seguí en juego no podía hacer nada más, aunque me daba algo de vergüenza hacer ese tipo de cosas en público.
[...]
Llegamos al piso 4 y buscamos el cuarto 402. Yo abrí la puerta y me quedo sorprendido por la habitación que ella escogió, con razón el recepcionista estaba algo nerviosa. Parecia una habitación de recién casados, muy amplia, con vista a la ciudad y unas cortinas negras.
Había pétalos de rosa que llegaban hasta la cama, que era bastante grande.
En el lugar pusieron unas mesas comida en la habitación todo un bufé, con masmelo y vino fino.
Me preguntaba cuánto le había costado esta habitación.
Yo la lleve hasta la cama y le quite los tacones, todo era normal hasta allí, pero cuando me levanté del piso y me senté a su lado para hablar, las cosas empezaron a cambiar.
Ella me besó en la boca y me empezó a tocar.
—Charlotte, basta, usted está muy tomada, dejemos esto para mañana.
Aún así ella no se detuvo siguió tocándome, aunque yo no quería estar con alguien así y menos que no sabía que estaba haciendo. Me levanté de la cama y me fui al baño para calmarme. También era muy bonito, había un yakusi, tenía todo tipo de champús y hasta burbujas, dos inodoros, era bastante grande como una habitación.
Mi jefa a pesar de todo era muy bonita, me están haciendo dudar de mi decisión, pero no podía dejarla sola en esta habitación, tenía que estar atenta a ella y que no se cayera de esa forma de nuevo.
Volví a dónde están mi jefa, pero ella prácticamente estaba desnuda, solo tenía la ropa interior de abajo y la camisa totalmente desabrochada se había quitado el brassier.
Me empecé a excitar un poco, trate de concentrarme para que las cosas no terminaran mal. Me acerque hacia ella y la bese haciéndole creer que yo estaba interesado en eso, pero para mí sorpresa tenía mucha fuerza, a pesar de todo. En un segundo termine en la cama y estaba encima de mi, me besó en la boca y apoyo sus pechos contra mi.
Sentí que no podía decirle que no en una situación así, ella me empezó a desabrochar la camisa hasta que terminó de hacerlo con todos los botones.
Empecé a pensar en lo que pasaba, yo no podía estar con alguien que no era conciente de lo que hacia, aunque ya teníamos planes de tener relaciones. Yo quería disfrutar estar con ella pero no así.
Decidí tomarla de los brazos y hacerle creen que yo tomaría la iniciativa.
—Charlotte, espera yo quiere estar arriba.
Ella no me respondió nada, se quedó callada, fue muy raro. Está vez yo la empecé a acariciar a ella en las piernas. Hasta que llegue a su cintura y me apoye contra ella y cambie de posición. Yo estaba arriba contemplado su cuerpo.
Trate de calmarme era demasiada estimulación de la que ya tenia. Solo la abrace y la empecé a besar en su abdomen y aproveche para hablar de mi problema.
—Eh.... cómo decía antes necesito de sus ayuda para salir de este problema..Yo no eh hecho nada indebido solo lo que mis compañeros me ordenaron.
Mientras hablaba termine de convencerme, que ella no era consiente de lo que hacia, y solo actuaba así por qué era una fantasía o algo parecido que tenía conmigo, tal vez le gustaba un poco, pero al ser ella mi jefa no era capaz de acercárseme y decirme nada.
En ese estado se empezó a aburrir y el sueño la empezó a vencer.
Ella se durmió unos minutos después de eso y pude descansar, fue increíble que me pudiera controlarme en esta situación, ella era una mujer muy bonita y sensual. No sabía que pasaría entre nosotros, pero después de todo eso las cosas cambiarían.