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— Ya ni me asustan las cosas viniendo de ti, soy tu madre Ricardo y espero que cuando muera no te arrepientas de lo que me estás haciendo. Ricardo no mostró el más mínimo remordimiento con lo que su madre dijo, ya tenía un dinero asegurado para la deuda ya que generalmente su hija nunca le decía que no, sin embargo en esa ocasión se equivocó. — Lamento mucho lo que te voy a decir pero no pienso darte un solo centavo de lo que gano de mi trabajo, ya me cansé de estar manteniendo tu vicio. Un golpe fue dirigido hacía la chica, su labio sangro debido al fuerte impacto pero ella lo limpió y mantuvo su temple, alzó su cabeza mientras sus ojos veían a su padre sin ninguna emoción en ellos. — Así me mates a golpes, no pienso darte un solo centavo de lo que gane; ya estoy cansada de esta situación papá y tienes que hacerte cargo de tus responsabilidades de una buena vez. El hombre miró a su hija tan decidida que supo que no la haría entrar en razón, él salió de la casa mientras pensaba en que podía hacer para poder pagar la deuda, finalmente llegó al burdel del pueblo y ahí se sentó en una mesa donde llegó un sujeto con mala pinta. — ¿No vas a tomar nada Ricardo? Pero obviamente tienes que pagar antes de consumir, aquí no hay nada gratis. — Estoy metido en un serio problema por dinero, le dije a la estúpida de mi hija que me diera lo de la lavada y la planchada pero ya se cansó de estar dándome dinero, sinceramente no sé qué hacer. — Estoy consciente de eso porque es a mí que me debes ese dinero que tengo que rendir cuentas a la familia Lombardi — él se quedó pensativo — tu hija ya está bastante grandecita, un poco flaca pero creo que puede darte más dinero de lo que crees y no me refiero a la lavada o la planchada. — ¿A qué te refieres entonces? Necesito hacer una fuerte cantidad de dinero y en muy poco tiempo, Constanza está en la obligación de ayudarme porque soy su padre. — ¿Ella de casualidad ha tenido novio? — el hombre preguntó y Ricardo negó — ¿Estás seguro o simplemente no sabes? — Constanza a pesar de ser una jovencita hermosa es una fiera con los demás, ella huye de cualquier tipo que la intente arrebatar de los brazos de su abuela. — Perfecto, entonces te propongo un trato, te pagaré por ella en caso de que sea virgen y además podrás divertirte con cualquiera de las chicas que desees de aquí, lo último va a ser por un año a partir de la fecha de la venta. — Tienes un trato, pienso traerla hoy mismo así que debes de estar preparado para recibir a la fierecilla porque desde ya te digo que no va a ser fácil de domar. El hombre salió en búsqueda de su hija, él suponía que debía de estar dejando la ropa en la casa de Lola, su mejor amiga y la única que tenía. Al llegar al hostal que manejaban los padres de la chica fue que miró a Constanza guardar el dinero en su busto y además llevaba comida en la cesta donde siempre llevaba la ropa que le daban tanto a lavar como planchar. La chica se sorprendió en el momento que su padre le ayudó con la cesta, a pesar de que su labio estaba reventado era capaz de sonreír de una forma que a cualquiera encantaría, le agradeció a su papá con un beso en la mejilla. — Estuve pensando mejor las cosas hija — él bajó la cabeza y la miró de reojo — creo que es hora de ayudarte un poco más en las cosas de la casa, pienso buscar trabajo y solventar ciertas cosas que tu asumes. — ¿Es en serio papito? — ella miró al hombre con una enorme felicidad — no tienes idea lo feliz que me haces, vamos a salir adelante, verás que si. Ellos se fueron a la casa, la chica comenzó a sacar cuentas con el dinero que le habían entregado y se dió cuenta que le hacía falta para completar la medicina de su abuela así que miró de donde tenía que hacer recortes por onceava vez sin embargo se dió cuenta que todo lo que estaba en la lista era completamente necesario. — Hay una farmacia nueva en el pueblo, la he visto y tiene medicina más económica que la que frecuentas, si quieres puedes darme el dinero para ir a comprar los medicamentos de tu abuela. En el momento que el hombre miró que su hija no confiaba en él fue que le propuso que fueran juntos y ella accedió sin dudarlo, ambos salieron de la casa rumbo a la supuesta farmacia. Los dos estaban pasando por un callejón oscuro y fue en ese sitio donde le dió un golpe para que ella quedara inconsciente. — ¡Pietro! — gritó el hombre mientras cargaba a su hija inconsciente — ¡Ya tengo tu encargo así que ven de una buena vez! El tipo llegó y al mirar a Constanza fue que miró a la jovencita inconsciente, él sonrió entonces la metió a una sala donde se encontraba un doctor, le pidió que verificará su virginidad y en el momento que la revisaban la chica despertó. — ¡No, déjenme! — ella empezó a llorar y miró a su padre — ¡Me has engañado! ¡Quiero ir donde mi abuela, suéltenme por un demonio! Entre los dos hombres la sometieron para que permaneciera con las piernas abiertas, las lágrimas se deslizaron mientras su boca estaba tapada por la mano de su progenitor, el doctor no demoró nada y confirmó la virginidad de la chica. — Muy bien, es un trato — el hombre le dió la mano a Ricardo — ahora tú hija va a ser subastada en un sitio más elegante ya que es virgen, esto es demasiado dinero. — Perfecto, poco me importa lo que hagas con ella — el hombre la miró con desprecio — ahora vas a pagar por haber matado a tu madre, no tienes idea cuanto te aborrezco por lo que hiciste. Eso fue el detonante para que Constanza sacará de su corazón a su padre, ella simplemente se entristeció pero se resignó a su destino. Una vez que estuvo a solas miró al hombre que suponía que era el dueño y le suplicó de rodillas que la dejará ir, que pagaría la deuda que tenía su progenitor pero que simplemente la dejara ir de ese sitio…
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