Querido HermanastroUpdated at Nov 24, 2025, 18:25
Hay amores que son dulces, casi mágicos. Aquellos que nos tocan el corazón con su ternura, que nos conmueven profundamente. Esos amores que con una simple caricia, o incluso con una sola palabra, nos enseñan a ver lo maravilloso que es vivir.
Hay amores que son un refugio. Son los que cuidan, los que protegen, los que sanan sin pedir nada a cambio.
Existen amores que crecen, que nos llevan a formar una familia, a construir algo que perdura.
Luego hay amores que se viven con toda la intensidad de un fuego.
Y después están los amores prohibidos. Esos que no se olvidan, que no importan las horas ni los kilómetros. Amores que solo viven dentro de ti, marcando tu corazón con una huella indeleble. Amores que duelen, que te desgarran por dentro, que te dejan cicatrices. Ese es el amor que yo viví con Ares Reed.
El primer encuentro con Ares fue en una subasta benéfica, donde él pagó por una cita conmigo. Lo que parecía una simple noche juntos, se transformó en algo mucho más profundo. Tras un fin de semana lleno de emociones, ambos regresamos a nuestras vidas, a nuestras obligaciones. Sin embargo, cuando mi mundo se derrumbó al perder la empresa de mi padre, me vi obligada a mudarme con mi madre. Y fue allí, en ese nuevo capítulo de mi vida, donde descubrí algo que jamás imaginé: Ares, el hombre que había tocado mi alma, era mi hermanastro.
¿Cómo puede un amor permanecer vivo cuando hay tantas personas intentando dañarlo?